El concierto será hoy sábado a las 11.30 horas en El Veintiuno

Huesca, 31 de septiembre de 2016. Luis Costa, promotor de la sala El Veintiuno, ha descrito la programación de este mes de octubre como “quizás el mejor cartel” que han tenido nunca.

No es para menos cuando en las próximas fechas pasarán por El Veintiuno, artistas de la talla de Eric Sardinas & Big Motor, un guitarrista que ha sido telonero de Steve Vai; Los Coming Soon, uno de los grupos que son un referente actual en el pop; unos veteranos del rock español, como son Sínkope con Neon Delta; el pop eléctrico de Lost Tapes, formado por Pau Roca (La Habitación Roja) y RJ Sinclair (Tokyo Sex Destruction); la banda barcelonesa Odio París, unos ya habituales de la programación del 21; y, comenzará noviembre uno de los fundadores de The Jayhawks, Mark Olson, que subirá al escenario junto a Rubén Pozo.

Pero antes de todos ellos, DePedro estará hoy en El Veintiuno ofreciendo un concierto en acústico. Es la primera vez que Jairo Zavala actúa en Huesca y vendrá para presentar su disco “El Pasajero”.

Dicen de “El Pasajero” que es “un disco callado pero lleno de sonidos, un disco sencillo pero cargado de mundos, un disco contenido pero infinito, un disco donde no sobra nada, un disco mágico a veces, diferente a casi todo lo que escuchamos, un disco que crea su propio lenguaje sonoro y literario. Eso es sorprendente: el inconformismo, la búsqueda constante de Jairo Zavala, su universo, alcanzan aquí una unidad, una coherencia y sobre todo una profundidad, una belleza, absolutamente emocionantes y transformadoras. No eres el mismo después de sumergirte en “El pasajero”.

Dice Jairo  que su pasajero no tiene nada que ver con el de Iggy Pop. No es el conductor, no lleva las riendas, es un observador que disfruta en el viaje, que sobrevive al viaje, aprende en el viaje, se hace viaje. Ese pasajero pueden ser miles de personas con las que Jairo se cruza en su recorrido incansable por el mundo. Esas personas que persiguen su día, su esperanza, que miran, esos invisibles a los que canta en una de las canciones más perfectas del trabajo: “Déjalo ir”, un tema desnudo que invita a escuchar a los que no escuchamos.

Esos pasajeros recorren cada día la “Panamericana”, esa vena de América que la cruza de Alaska a Tierra de Fuego,  metáfora del gran viaje humano que  ya tiene su himno, la canción que abre el disco y te hace bailar y pensar, te hace reír y te araña. Muchos de ellos  llegan o cruzan el DF, la capital de México, la gran megalópolis a la que el pasajero Depedro canta junto al extranjero Bunbury, en un ejemplo insuperable de cómo pintar una ciudad con sonidos. Y que tiene su contrapunto en “Hay algo ahí”, que recuerda que el mundo no está tan mal, que hay mucho bueno en cada uno de los hacen el mundo.

Hay también una mirada a los primeros pasajeros, a África. De ese continente nace la energía que desencadena este disco, más de tres años después de “Un hombre bueno”. Y esa energía se recoge en “Gigantes” que recuerda que da igual de donde vengas porque lo que importa es donde vas y en una canción tan demoledora como “Antes de que anochezca” que funde música africana con norteamericana y en la que Jairo toca la guitarra como si fuera una kora. Un tema que crece y te agarra por dentro, que te eleva y te arrastra y que emocionó al gran John Convertino cuando lo grabó.

La grabación fue quizá el viaje más incierto de “El Pasajero”. Jairo y los Caléxico en el estudio de Tucson, quince días de un gélido diciembre, grabando en analógico, sin posibilidad de rectificar, de retocar, lanzándose en busca de la emoción, del instante, de la honestidad. Incluyendo además deliciosos vientos y un cuarteto de cuerdas, con arreglos de Tom Hagerman de Devotchka e interpretado por  músicos de la filarmónica de la ciudad, alentados al grito de “aptretad, apretad, que esto es rock”. Y vaya si aprietan, suavemente, casi hipnóticamente,  en “La casa de sal”, un viaje al territorio de la infancia. Y aprietan, pero la garganta, en “Ser valiente”, otra de las joyas de este disco, una declaración de vida.: hay que ser muy valiente para mantener lo que más se quiere.

Y en esta mezcla de colores está la luminosidad y el divertimento de “Solo el sonido”, la muy sorprendente y cincuentera “Acuérdate”, con la voz de Gaby Moreno tan sugerente como en el resto del disco, y la íntima, casi minimalista, “Miedo”, una petición muy especial que se queda en el regusto de la escucha.

En el “Pasajero” Jairo depura esa técnica tan suya: ir de lo íntimo a lo general, de lo personal a lo social. Y lo hace también con la música: acariciarte con el meñique y luego dejarte en medio de la tempestad. Escuchando “El pasajero” sientes que te habla del mundo, que te hace viajar por él, pero también te habla de lo más pequeño de ti, de las personas que quieres. Quizá por eso he pensado tanto en mi padre. Quizá por eso vosotros sentiréis tantas cosas con este disco.”

Esta noche a las 23.30 horas podremos disfrutar de este disco en acústico y de la presencia de DePedro, un músico curtido en música en vivo. Y eso presagia que vamos a asistir a un buen concierto.