Estos días se puede visitar en la Plaza de Navarra de Huesca la muestra itinerante Empieza el espectáculo. Georges Méliès y el cine de 1900, una pequeña exposición que viaja por la geografía española en la unidad desplegable de CaixaForum, heredera de la hermosa retrospectiva que se ha podido ver en los diferentes centros que la Obra Social La Caixa tiene repartidos por todo el territorio español.

La exposición recrea el ambiente de lo que podía ser una carpa itinerante donde se proyectaban películas en la época del cambio de siglo, finales del XIX y principios del XX. El cine, en aquella época, distaba mucho de tener el prestigio y el reconocimiento que tiene hoy en día. Hagamos un poco de historia.

El 28 de diciembre de 1895 se realiza en el Salon Indien del Grand Café de París la primera proyección cinematográfica comercial. Los hermanos Lumière ya habían realizado otras proyecciones privadas con anterioridad, reservadas a autoridades y científicos. En esa primera sesión hubo treinta y tres espectadores. Uno de ellos era Georges Méliès. El joven Méliès era el hijo de un fabricante de zapatos, la oveja negra de la familia, pues había decidido dedicarse a la magia. Al jubilarse su padre, vendió su parte del negocio y compró el teatro Robert Houdin. En cuanto vio la primera proyección de cine, supo que con ese invento podría realizar maravillas.

Proyección de El viaje a la Luna (Georges Méliès, 1902)

Proyección de El viaje a la Luna (Georges Méliès, 1902) en la exposición Empieza el espectáculo. Georges Méliès y el cine de 1900.

A pesar del entusiasmo de Méliès, los hermanos Lumière se negaron a venderle un cinematógrafo. Le explicaron que ese invento era una curiosidad científica y no querían venderle el aparato porque no se querían aprovechar de él, no veían que tuviera un futuro comercial. Cuando el cinematógrafo se convirtió en un fenómeno popular, los Lumière finalmente aceptaron venderle una cámara a Méliès. No sabían que con ese gesto estaban salvando la existencia el propio cine.

En 1900, el cine había perdido fuelle. Ya no era la novedad científica que llamaba la atención del público. Las salas cinematográficas eran lugares peligrosos, se habían producido varios incendios debido a la alta inflamabilidad del celuloide. Uno de ellos, producido el 4 de mayo de 1897 en el Bazar de la Caridad, una institución benéfica, dejó un terrible balance de 121 víctimas; 110 mujeres, 6 hombres y 5 cadáveres imposibles de identificar, todas ellas miembros de la alta burguesía, el clero, el ejército y la aristocracia. El cine había pasado a ser un entretenimiento poco menos que diabólico y quedaba reducido a ser espectáculo de barracas de feria. El tipo de películas que se exhibía no ayudaba demasiado a llamar la atención del público, seguían proyectando películas documentales y algún sketch, como el Regador regado. El cine estaba a punto de desaparecer por falta de interés.

Pero Georges Méliès fue el impulsor de un nuevo tipo de cine. Películas llenas de imaginación, trucos visuales, donde la auténtica magia se producía ante los ojos de los espectadores. Creó un sinfín de trucos visuales que se siguen utilizando hoy en día y, por encima de todo, creó películas de entretenimiento, llevó la ficción a un público sediento de nuevas formas de entretenimiento. Gracias a él, el público volvió a acudir al cine. Otros cineastas copiaron sus películas, empezaron a crear ficción, copiaron su forma de trabajar y crearon productoras cinematográficas. En EE.UU. abrió Méliès una oficina para distribuir sus películas y éstas fueron pirateadas o, literalmente, robadas por Edison. En veinte años, Méliès dio vida al cine y creó la industria, la misma industria que le llevaría a la ruina.

Recreación del quiosco donde Méliès trabajó tras su ruina económica.

Recreación del quiosco donde Méliès trabajó tras su ruina económica.

Todo esto queda dibujado en la exposición Empieza el espectáculo. Georges Méliès y el cine de 1900. Podremos ver su película más emblemática, El viaje a la Luna (1902), se reconstruye el quiosco donde trabajó Méliès los últimos años de su vida, tras la ruina económica de su estudio cinematográfico, también podemos ver una maqueta del invernadero donde filmaba sus obras, dibujos, carteles y una serie de audiovisuales donde cineastas actuales hablan de la figura del mago Méliès, ese gran desconocido.

La exposición estará en Huesca hasta el próximo 17 de junio. Les recomiendo que asistan a las visitas guiadas. No se la pierdan. Entrada gratuita.