Huesca, 22 de junio de 2016. Pocas biografías de Jean-Claude Carrière  recuerdan que ganó un Oscar al mejor cortometraje en 1962 por Heureux Anniversaire. Él asegura que cuando se enteró que le habían otorgado este premio, tuvo que preguntar qué era un Oscar. Pero, en aquella década, no necesitó la repercusión que tiene un premio de estas características para poder trabajar con algunos de los mejores realizadores de la historia del cine.

Carrière ya había trabajado con Jacques Tati cuando conoció a Buñuel. Por aquel entonces, el director turolense buscaba un colaborador francés que fuera joven y conociese bien la vida de provincias. Juntos escribieron nueve guiones, seis de ellos fueron llevados a la gran pantalla. Comenta que trabajar con Buñuel era vivir con Buñuel. Recuerda que comieron juntos más de mil veces porque trabajaban los dos aislados del mundo y, por ello, compartían tres comidas al día. En ellas trataban, seguramente, además del cine, un tema que les apasionaba a los dos, el vino. Destaca que Buñuel tenía obsesión por la repetición, por la memoria, debido a que su madre tenía Alzheimer. Por ello, en los guiones que elaboraron conjuntamente, la repetición era una constante.

Carrière conoció a Buñuel a través de Serge Silberman, un productor de cine, al que un día le preguntó cuál era el secreto de los negocios, a lo que él le respondió que el primero que dijera un número había perdido. Estaban negociando un contrato. No es difícil saber quien perdió la apuesta.

Para Carrière, trabajar con Buñuel era jugar en los juegos olímpicos, no había un nivel más alto. Comenzó su colaboración con este director como guionista de la película Diario de una camarera(1964) y se prolongó en varias películas posteriores, incluyendo Belle de jour (1967), La vía láctea (1969), El discreto encanto de la burguesía (1972), El fantasma de la libertad (1974) o  Ese oscuro objeto del deseo (1977).

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Cuando Carrière comenzó como guionista, explica, que los guiones eran totalmente técnicos, pero ahora, el público se ha acostumbrado al lenguaje cinematográfico y ya no necesita tantas especificaciones visuales. Dice que el guionista es un cineasta que tiene que conocer el lenguaje del cine y que toda nueva técnica necesita un nuevo lenguaje.

Carrière concibe el cine como pequeños fuegos que se apagan y encienden en diferentes partes del mundo, por lo que no se puede saber dónde surgirá el próximo movimiento cinematográfico importante.

Jean-Claude Carrière recibe hoy a las 22.30 horas, el Premio Luis Buñuel del Festival Internacional de Cine de Huesca en el Teatro Olimpia. Este premio se concede por su labor y trayectoria en el mundo de cine, donde también destacan los guiones de grandes películas como El tambor de hojalata, La insoportable levedad del ser o Cyrano de Bergerac. Una trayectoria que también fue galardonada en 2014 con un Oscar honorífico a toda su carrera. En el caso del Festival Internacional de Cine de Huesca cobra importancia el hecho de que Carrière es un referente para todos los cortometrajistas que están empezando su carrera cinematográfica.

En la gala se proyectará el cortometraje con el que ganó un Oscar en 1962, Hereux Anniversaire, y el documental Carrière, 250 metros, del mexicano Juan Carlos Rulfo.

Antes de la gala del Premio Luis Buñuel, a las 20.00 horas, Carrière estará firmando unos ejemplares de su libro Buñuel despierta en la Librería Anónima (C/Cabestany, 19).