Un jurado formado por Eva Cosculluela, Nacho Escuín, María Frisa, Magdalena Lasala, José Luis Melero y Alberto Sabio ha decidido, unánimemente, proponer a Manuel Vilas (Barbastro, 1962) como merecedor del Premio de las Letras Aragonesas 2015. El premio tiene que ser aprobado por el Consejo de Gobierno, pero el fallo del jurado es muy explícito, proponen al poeta y narrador como merecedor del premio, no sólo por su larga y prolífica trayectoria literaria, y la presencia constante de Aragón en ella, sino por la versatilidad con la que combina diversos estilos literarios, y su profunda renovación creativa de las formas literarias tradicionales, lo que le ha llevado a ser reconocido internacionalmente. En esta edición el Premio vuelve a tener dotación económica gracias al patrocinio de Bodegas Enate.

Precisamente, ese reconocimiento internacional tuvo la semana pasada uno de sus episodios más destacados. El propio Manuel Vilas fue invitado el pasado 6 de abril a leer su poemario Great Vilas en la Biblioteca del Congreso, en Washington D.C., un honor que no está al alcance de cualquiera.

Vermut literario de Aveletra dedicado a la obra de Manuel Rivas, presentado por Antonio Viñuales.

Vermut literario de Aveletra dedicado a la obra de Manuel Rivas, presentado por Antonio Viñuales.

El pasado domingo 3 de abril, la Asociación Aveletra de escritores de Huesca, en colaboración con el Ayuntamiento de Huesca, organizó uno de sus vermuts literarios, que se celebran en el bar del Círculo Oscense el primer domingo de cada mes. Ha querido la casualidad que este mes de abril coincidiera que el autor que protagonizaba este vermut fuera Manuel Vilas. El acto, al que acudieron unas veinticinco personas, fue oficiado por Antonio Viñuales, profesor de lengua y literatura españolas en el CPEPA “Miguel Hernández”, quien propuso a las personas asistentes un auténtico repaso por la obra de Manuel Vilas. Propuso al público leer en voz alta poemas de Vilas, poemas irónicos, satíricos, que utilizan las formas clásicas, como la oda, pero que subvierten las reglas tradicionales, ya que esa oda se dedica a su coche que va camino del desguace, o poemas dedicados a algún punto tan prosaico como puede ser un MacDonald’s. Y Zaragoza, siempre Zaragoza. Una ciudad que, en su imaginario como poeta, ocupa un lugar preponderante, origen y final del universo literario de Vilas, especie de ciudad inventada, pero en realidad una disección certera de una realidad deformada por el punto de vista del poeta. Durante la lectura de uno de sus poemas, se recibió un mensaje del propio autor, agradeciendo el hecho de que se estuviera celebrando ese acto.

Enhorabuena, pues al poeta barbastrense. Ahora toca el turno de dejarse seducir por su obra y que el gran público pueda disfrutarla.