Rosendo + Desakato + Insolenzia

Recinto de Peñas. Huesca

11 de agosto de 2017

 

Imágenes: Luis Lorente

La noche del viernes de las fiestas de San Lorenzo de Huesca fue la noche del rock. El Recinto de Peñas se vio abarrotado de gente. Aunque la mayoría iba vestida de blanco y verde, también se podía apreciar a las muchas personas con camisetas de otros colores, principalmente negro, que procedían de otros lugares. Nos encontramos desde visitantes de otros pueblos de la provincia hasta un grupo de Navarra que iba siguiendo la gira de Rosendo.

La noche la abrió Insolenzia, la banda de Alagón, uno de los pueblos más rockeros de Aragón. Les tocó lo más difícil: romper el hielo cuando aún no había muchas personas en el Recinto de Peñas, aunque eso nos les impidió sentir el calor del público con unos irreductibles que no quisieron perderse su concierto y disfrutar toda la noche desde el minuto 0.

El público iba entrando poco a poco mientras sonaba el enérgico rock de Insolenzia, una banda liderada de forma magistral por la pareja de cantantes, Daniel Sancet e Isabel Marco, también guitarrista, la cual tiene una presencia magnética sobre el escenario.

Sin duda, el rock es cultura. Pero la cultura suma cuando das con cada trabajo una novela; cuando presentas un documental sobre la banda; cuando tienes el propio control de tu trabajo en forma de autogestión; cuando colaboras con otros artistas; cuando consigues hacer una gira sin una agencia de manegement; o, cuando confías en tu propio trabajo aunque no te inviten a esos festivales alternativos a los que siempre van «los de siempre». Y todo esto es Insolenzia, no es solo música, es, también, su forma de moverse en el mundo y en la industria de la música.

Y toda esta mochila de saber estar sobre el escenario, de amar y poner pasión en  lo que hacen, de estar agradecidos en cada concierto que dan es lo que transmiten. Un espectáculo potente, contundente y rotundo.

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Desakato en concierto en Huesca

Con el recinto bastante más lleno comenzó la banda asturiana Desakato. El punk rock, con toques hardcore y stoner, se apoderó de Huesca. Incluso consiguieron que el público hiciera una buena olla. Hace tiempo que no se veía una de éstas por estos lares pero es que era casi imposible no contagiarse de las vibraciones que surgían del escenario. Y con estos ritmos descarnados hay que saltar, chocar, saltar y volver a chocar con todas las personas que tengas cerca. No queda otra.

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Desakato en el Recinto de Peñas en Huesca

Reparé en que tenían muchos seguidores que cantaban todas sus canciones.  Esta situación me recordó una noticia, de hace unos 20 años, en la que un medio de comunicación convencional se percató de que había una banda que sin salir en Los 40 Principales arrasaba en ventas de discos y entradas. La noticia hablaba de Extremoduro. Y creo que Desakato está en ese punto. Una banda que no aparece en los medios convencionales pero que triunfa donde va, que va haciendo cada día más adeptos después de sus directos y que tienen ya un público fiel que se estremece con cada canción.

Desakato fue un terremoto que pasó por Huesca. Es un grupo de directo, unas auténticas bestias del escenario. Así que hay que asistir a un concierto suyo una vez en la vida, por lo menos. Eso sí, si vas a uno, casi seguro que repetirás.

El recinto estaba a rebosar cuando, bajo la oscuridad y unos tenues focos rojos, Rosendo salió al escenario junto a su banda . Se vio ligeramente como se acercó al micrófono. Se escuchó como chocaban las baquetas que dieron luz verde a la primera canción del concierto. De repente, todo se volvió azul y un foco blanco que recayó, directamente, sobre la blanca cabellera del viejo rockero dejó claro, en ese mismo momento, quien iba a ser el protagonista de la noche.

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Rosendo en concierto en Huesca

Eligió para comenzar una canción del álbum «Fuera de lugar», «Aguanta el tipo». Las siguientes, una de la misma época, «De nada más», o dos del disco del 2013, «Vergüenza torera», como «Muela la muela» y «Cuando», solo son tarareadas por los auténticos fans de Rosendo. Otra parte del público, que no conocían las canciones, aprovechó para hacerse la típica selfie con el escenario detrás o para ir a la barra, que con lo lleno que estaba el recinto, era una misión casi imposible.

La primera canción que el público cantó al unísono no fue escrita por Rosendo, fue la canción de Antonio Flores, «No dudaría». Una cover que se lleva a su terreno de una manera impecable. Todo un homenaje.

El concierto continuó con canciones menos conocidas de Rosendo, como «Soy», de su último álbum, entre otras, y se animó un poco con «Cosita» pero lo mejor estaba por venir. Los himnos generacionales de muchos de los presentes empezaron a sonar uno tras a otro y el Recinto de Peñas se vino abajo. Y de esta forma llegaron «Flojos de pantalón», «Masculino singular», «Pan de higo» y «Agradecido».

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Rosendo haciendo un solo de guitarra

Y los bises comenzaron con uno de los riffs de guitarra más conocidos del rock español. Las primeras filas sacaban sus móviles para grabar en directo «Maneras de vivir». El público vibraba. ¿Cuántas veces habremos cantado esta canción? ¿Cuántos recuerdos nos trae? Va tan asociada a nuestro periplo vital que la emoción invadió el recinto. El concierto finalizaba con la canción «Navegando a muerte».

Rosendo es uno uno de esos músicos que nunca defrauda, que tiene un directo sólido. Un tipo que sale con su camiseta negra y sus tejanos y sigue siendo el de siempre, una auténtica estrella del rock nacional pero con humildad, sencillez, sin artificios, sin trampa ni cartón.

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Ambiente en el concierto de Rosendo en Huesca

Fue el concierto más multitudinario de San Lorenzo gracias al público fiel que Rosendo tiene desde hace décadas. Pero también hay que destacar que mucho de este público fue con sus hijos e hijas. Estos jóvenes espectadores no llegaban a los 16 años y conocían todas sus canciones. Y es que la música no entiende ni de generaciones ni de edad.

Una noche de rock con grandes dosis de honestidad, que en los tiempos que corren hacen bastante falta. Tres estilos propios con músicos que se curran día a día sus directos, con independencia del tiempo que llevan sobre los escenarios.