El histórico grupo catalán reinterpreta en el SoNna Huesca al Johann Sebastian Bach más profano incorporándole música electrónica, flamenco y un espectacular audiovisual proyectado en la “pantalla” triple del Centro de Arte y Naturaleza de Huesca.
Rozalén toma mañana el testigo de Amaral en la Cartuja de las Fuentes de Sariñena para poner el colofón a la segunda edición de la cita que organiza la Diputación Provincial de Huesca y que se ha alargado durante todo el verano.
La Fura dels Baus sumergió ayer al público congregado en el exterior del Centro de Arte y Naturaleza de Huesca (CDAN) en el universo más hedonista y profano del genio alemán Johann Sebastian Bach. Dos siglos después de que Bach escribiera la Cantata de los Campesinos, una de las escasas composiciones profanas del compositor luterano, inventor del contrapunto, La Fura dels Baus la sacó del cajón para incorporarle música electrónica, flamenco y una videocreación proyectada por triplicado sobre la fachada del museo. Así, La Fura convertía el escenario del SoNna Huesca en una taberna alemana del siglo XIX y a la cantata 212 en una oda a la cerveza. Entre el público estaban presentes la vicepresidenta de la DPH, Elisa Sancho, y la diputada de Cultura, Maribel de Pablo, además del diputado regional Fernando Sades.
El protagonismo inicial de Free Bach 212 lo asumió por completo el cuarteto barroco Divina Mysteria (violín, viola, violone y clavicémbalo), que enseguida se vio matizado y aderezado con los sintetizadores y la música electrónica compuesta por uno de los fundadores de La Fura dels Baus y alma máter del espectáculo, Miki Espuma. Con su aspecto de abuelo postmoderno, Espuma fue en el centro de todas las miradas y el encargado de saludar al público y de presentar el bis final. Las voces de la cantata fueron las de la mezzosoprano Eulalia Fantova y el barítono Juan García Gomá.
Para muchos, J. S. Bach es históricamente el músico que permite más lecturas y adaptaciones de su obra. Precursor en muchos aspectos, La Fura del Baus y Miki Espuma eligieron su cantata BMW 212 para pasarla por su particular tamiz artístico, pero sin adulterarla, ya que el resto de lenguajes creativos que se incorporan discurren paralelos y solo en contadas ocasiones se mezclan directamente con la música de Bach.
Para lo que acostumbra La Fura, el espectáculo puede considerarse de pequeño formato. La triple pantalla de la alargada fachada del SoNna, un telón de fondo donde se juega con la luz y las sombras de los cantantes y un grupo de maniquíes humanoides resumen todo el despliegue escénico. Parte del público que adquirió en junio su entrada sin saber muy bien qué representaría la Fura quedó algo decepcionado pues ni pasó miedo, ni le dio asco, ni temió por su integridad física, algo que siempre se arriesga cuando se va a ver a la Fura, y en Huesca no era ni mucho menos la primera vez.
Pero el Free Bach 212 no decepcionó. Ni mucho menos. La cantaora Mariola Membrives, el bailarín Miguel Ángel Serrano y el violín de Pavel Amilcar fueron algunas de las exquisitas aportaciones de espectáculo codirigido por Miki Espuma y David Cid, con la dirección musical de Amilcar, Thor Jorgen –violone- y el propio Miki Espuma.
La Cantata de los campesinos que Bach estrenó en 1742 sirvió a Espuma para montar una fiesta dieciochesca que, más allá de invitar al compositor –y al público- a que se tomara unas cañas, ahondó en el Barroco hasta alcanzar el éxtasis con una síntesis de lenguajes musicales y escénicos. Divina Mysteria tejió la cantata mientras proyecciones alucinógenas inundaban la escena.
Miki Espuma se lo pasó en grande con sus sintetizadores y aprovechó el mínimo compás para introducir el flamenco donde se luce la cantaora Mariola Membrives. El bailarín Miguel Ángel Serrano puso el taconeo, el mimo, la tragedia y la comedia. Los músicos no pararon de bailar, de moverse, de interactuar y de llevar de acá para allá violas y violines.
¿Pero esto es la Fura? Sí. También esto es La Fura.
Rozalén en la Cartuja de las Fuentes
La cantante manchega Rozalén tomará mañana el testigo de Amaral para completar el programa doble de conciertos de pago en la Cartuja de las Fuentes de Sariñena, previsto como colofón de la segunda edición del SoNna Huesca. El conjunto monumental, adquirido por la Diputación Provincial de Hueca en 2005 para su rehabilitación y puesta en valor, se vestirá de sala de conciertos para recibir a una de las principales voces de la nueva canción de autor en español.
Con cuatro trabajos editados, Rozalén ha cautivado a público y crítica a partes iguales. En su haber acumula distinciones tan importantes como tres Discos de Oro, dos de Platino, un Goya a ‘Mejor canción original’ o dos nominaciones a los Latin Grammy. Es una de las artistas de mayor éxito en el directo, congregando, hasta la llegada de la pandemia, a miles de seguidores en cada uno de sus conciertos. Además, es una importante activista social, defendiendo con su música los derechos de las minorías y comunidades más desfavorecidas. Sobre el escenario, siempre está acompañada por Beatriz Romero, intérprete de lengua de signos.
En octubre de 2020, Rozalén lanzó ‘El árbol y el bosque’, su cuarto álbum de estudio y del que se extraen canciones como ‘Este Tren’, ‘Y Busqué’ o ‘Aves Enjauladas’; considerada esta última todo un himno en época de pandemia. Rozalén entró directa al número 1 de la lista oficial de ventas española. El tema ‘Que no, que no’, incluido en la banda sonora original de ‘La boda de Rosa’, resultó ganador como Mejor Canción en los Goya de 2021. En mayo de este año, la artista salió de gira para presentar este trabajo por toda España y el extranjero.
‘El árbol y el bosque’ es seguramente el trabajo más introspectivo de la cantautora, considerada uno de los principales referentes en el género de la canción pop y de autor. ‘Y Busqué’ es uno de los temas centrales del álbum; canción que resume a la perfección el concepto del disco: «Es un viaje interior, un intento de búsqueda de respuestas al sentido de las cosas, de la vida, un ‘por qué estoy yo aquí’.
La organización del SoNna ha habilitado un recinto con todas las garantías Covid con capacidad para 1.200 espectadores sentados. El aforo inicial previsto era de mil personas, pero ante la evolución de la pandemia, la DPH recibió una autorización especial del Gobierno de Aragón para ampliar el aforo en 200 butacas –tanto para Amaral, como para Rozalén- que sacó a la venta el pasado miércoles 8 de septiembre. En apenas 17 minutos se habían agotado.