Vetusta Morla protagonizaba uno de los instantes colectivos más masivos de esta edición de Pirineos Sur. El auditorio de Lanuza recibía la noche del viernes a una de las mejores bandas del panorama indie de este país y a la vista estaba con el sold out conseguido que congregaría a casi 5000 adeptos.

El mítico grupo madrileño estaba de estreno, actuaba por primera vez sobre el escenario flotante del Festival Pirineos Sur (aunque si que había pasado anteriormente por el auditorio de Lanuza en un programa especial de La Resistencia) con su nueva gira Figurantes, tras la que después de verano ha decidido tomarse un merecido descanso, en propias palabras del cantante Pucho, y que será previsiblemente hasta 2026. Así que la noche iba a dejar mucho de memorable y ciertos aires de despedida.

Antes del concierto de Vetusta Morla era el turno del grupo bilbaíno Airu, con su dream pop algo tranquilo, y que no conseguiría calentar del todo el ambiente, quizás el estilo no fuese el más acorde a la noche.

Ahora sí, con la puntualidad de un reloj comenzaba el show de los Vetusta. Su nueva propuesta sigue apostando por el espectáculo visual, el cual entra directamente por los ojos. Circunferencias en cuadrículas y varias luces adornando el techo y el borde, además de una gran pantalla. Todo eso completado por una banda que ha sabido entender lo que espera su público y como jugar con la perfecta intensidad en cada momento.

Puentes abría el set y continuaba con El discurso del rey y Fiesta mayor que hacían que el público fuera entrando en calor rápidamente y donde el vocalista haría su proclama: ‘buenas noches, hace frío, a bailar’, y desde luego se cumpliría con creces.

El vocalista, Juan Pedro Martín “Pucho”, tiene la presencia y actitud de un verdadero frontman, y junto al resto de la banda: Juanma, Jorge, David, Alvaro y Guille, desde el momento en el que irrumpen en el escenario, la energía se contagia.

Dos horas de éxtasis total y más de una veintena de canciones donde brindaron un amplio repertorio con sus grandes éxitos y haciendo un repaso por algunos de sus temas en los que apuestan por sonidos folclóricos y tradicionales. Si hay algo que han sabido hacer muy bien durante su carrera es lo de experimentar e innovar, y enamorar con sus poéticas letras.

Sonaron del último trabajo temas como Figurantes, ¡Ay, Madrid!, La derrota o La Sábana de mis Fantasmas, esta última de tono más intimista y que suena deliciosa en directo. En cuanto a los clásicos no faltaron Golpe maestro, El hombre del saco, Mapas o Valiente, entre otras muchas. También hubo lugar para la reivindicación en Sálvese quien pueda entonando al final de la canción ‘¡y los fascistas fuera!’. Eso sí, se echó en falta algunas otras como la poética 23 de junio, o la inigualable Maldita dulzura. En lo que no había duda era en que el público estaba totalmente entregado.

En otro momento Pucho comentaba que esto ‘era casi un acto de fe, el llegar hasta aquí’, por lo que agradecía a todos y todas que hubieran llegado, y razón no le faltaba, el previo y posterior al concierto se convertiría en retenciones en la carretera, largas colas para esperar a coger los buses lanzaderas, restricciones de acceso en la zona… así que esperamos que la organización le dé una vuelta a todo esto.

Regresando a lo musical, temas como en La cuadratura del círculo nos brindaba un abrasivo y atronador sonido eléctrico de final, y en el mejor de los sentidos. Todo esto, junto con los expresivos bailes de un Pucho que directamente no tiene la capacidad de parar, además de la técnica visual, hacían que no pudieras quitar ojo al escenario. 

Con los primeros acordes de Copenhague ya generarían un ‘oooh’ entre el público, ante todo un himno que nos habla del valor para dejar lo que tienes, de marcharte a otro lugar, y que el vocalista quiso compartir más de cerca desde la pasarela que comunica con la pista. Algo que también haría durante la canción Te lo digo a ti.

Como bien decía el cantante en una de sus intervenciones, ‘es un privilegio escuchar música en vivo, y es algo que tenemos que agradecer cada día los que estamos aquí y los que disfrutamos del otro lado también’. Esa noche Pucho y el resto de integrantes de la formación indie se dejaron la piel sobre el escenario y recibieron una total respuesta por parte de sus seguidores.

Los bises darían paso a los temas Catedrales y Cuarteles de Invierno, y tras una exhibición de talento vocal, instrumental y visual por parte de Vetusta, el show culminaría con una versión extendida de la majestuosa canción Los días raros, que condujo a una especie de catarsis en la que el público no pudo resistirse a corear incluso después de que la música dejara de sonar. Todo un golpe maestro sin duda.