SUÁREZ ESTRENA EN LA CITA ALTOARAGONESA SU ÚLTIMO PROYECTO, EL CORTOMETRAJE ALAS DE TINIEBLA
ANNE-HÉLÈNE SUÁREZ, AUTORA DEL RELATO EN EL QUE SE BASA EL CORTO, Y PABLO AULADELL, ILUSTRADOR, TAMBIÉN ESTARÁN PRESENTES EN LA PROYECCIÓN
“Algo que se parezca al cine no se hace solo”. Gonzalo Suárez, director, escritor y guionista, hizo una defensa de todas las personas implicadas en la creación de una película en la rueda de prensa dedicada a la presentación del Premio Luis Buñuel del 49º Festival Internacional de Cine de Huesca, que este año recibe.
“Conozco pocas personas a las que les siente mejor el Luis Buñuel que a Gonzalo”, destacó Luis Alegre, también presente, alegando que “los dos son creadores que han hecho lo que no hacía nadie de una forma singular. Suárez es un género en sí mismo y ha creado una obra literaria y cinematográfica que ya es historia por su audacia y sus ganas de ir más allá”. Suárez ha recibido los piropos comentando que “es la primera vez que me alegra tener una mascarilla para que no se note el abochornamiento que me has producido. Efectivamente, es un género degenerado el mío, pero me gusta más ese que los que siguen el cauce previsible. Si no tienes un punto de aventura, la vida resulta incluso aburrida”.
A la hora de hablar del cineasta aragonés que da nombre al premio, Suárez dijo que “le gustaría eludir lo obvio”, siendo lo obvio que era un genio, concedió. “Pasamos toda una noche tomando vino y sardinas con Joaquim Jordà y nos contó historias de toda índole. Por aquel entonces yo practicaba el periodismo, y escribí una entrevista muy extensa sobre esa noche. Se la llevé antes de publicarla y se puso hecho una furia porque, claro, él no sabía que yo tenía planeado eso, que no lo tenía, sino que se me ocurrió después. Le dije que no pasaba nada, que la entrevista se rompía y me dijo: ‘No, que está bien escrita. Si hablara de mi portero también me interesaría’. Eso sí, Buñuel me censuró su entrevista, como estaba en su derecho, y cortó las cosas que pudiesen molestar”.
ESTRENO MUNDIAL DE SU ÚLTIMO TRABAJO
Suárez también presenta su último cortometraje, Alas de tiniebla, que adapta una historia de Anne-Hélène Suárez con dibujos de Pablo Auladell y que tendrá su estreno mundial en el festival, tras la entrega del Luis Buñuel en un acto en el Teatro Olimpia en el que también se presentará el mediometraje El sueño de Malinche, creado igualmente al alimón con Auladell.
Además del trabajo de la escritora y el ilustrador, Suárez destacó la importante participación del productor Joaquín García de Quirós (productor también El sueño de Malinche), el papel de Juanjo Reguera, editor de sus últimos trabajos, y de los intérpretes Ana Álvarez, José Sacristán y Charo López. “Cuando en los coloquios de cine se habla de una película y se atribuye solo a su director, por ejemplo Blade Runner a Ridley Scott, siempre me parece muy injusto. También están los guionistas, Philip K. Dick…”, comentó, añadiendo que “el caso es que estoy feliz de estar aquí”. “Poco después de la niñez estuve en Huesca, en una montaña y un río, que no recuerdo cómo se llamaban. Pero así es mejor, porque pueden ser todas sus montañas y todos sus ríos”.
Anne-Hélène Suárez explicó que Alas de tiniebla nace de un sueño propio en el que, en medio de una noche, descendían unas aves inmensas y oscuras que, sin embargo, eran a su vez apaciguadoras. “Todas esas aves hacen que la noche esté llena de luces, de matices… Al principio iba a ser un cuento para niños que tuviesen miedo a la noche, para que dejasen de tenerlo”, contó, añadiendo que después lo entremezcló con la leyenda china del arquero Yi.
“Lo que más ilusión me hace es presentar estas dos películas”, que nacieron, según Suárez, porque “yo había grabado unas voces con unos actores y no sabía qué hacer con ellas. Las grabé por desesperación, al haberme fallado un proyecto de peli… o dos, o tres… o cuatro. Ahí entra Pablo Auladell, que no solo encaja por su talento y sus dibujos tan sugerentes, sino porque tiene un talante que soporta muy bien mi sentido del humor y mis juegos de palabras, ambos a menudo insoportables. Pablo es el que realmente ha traducido la historia a imágenes. Yo, como les pasa a la mayoría de los directores, soy el que menos ha hecho”.
“La vida es una formidable maestra del sarcasmo y siempre nos baja los humos”, explicó Auladell. “Antes de conocer a Gonzalo, me llamaba la atención que mis compañeros ilustradores siempre dijesen que su trabajo estaba muy influido por el cine. A mí se me llenaba la boca diciendo que el mío no era tan cinematográfico y que, con el paso del tiempo, aún lo sería menos. Así me quería diferenciar. En 2016 me llama Gonzalo y desde entonces estoy trabajando en cine. El sueño de Malinche y Alas de tiniebla son los dos proyectos más disparatados en los que he participado”, confesó entre risas. “Digo disparatados en el sentido de que, por ejemplo, un lunes me llamaba Gonzalo para decirme: ‘Mira Pablo, he pensado que esta secuencia podría ser un tríptico como El jardín de las delicias pero en azteca’. Y el martes por la tarde ya me estaba preguntando si lo tenía, porque estaban ahí él y Juanjo y querían editar algo”. También añadió que estos trabajos le habían dado la opción de realizar “dos obras muy luminosas”.
“Tenía miedo de que El sueño de Malinche no gustase en México, porque trata un asunto peliagudo, pero tuvo mucho éxito, se proyectó en varios festivales. Y ahora se edita el libro en Francia. Los dibujos le dan un carácter artístico que, a su vez, proporciona distancia y esa distancia nos permite reflexionar. Es otra forma de contar algo que nunca podremos abarcar del todo”.
Con el Premio Luis Buñuel, Gonzalo Suárez se une a una larga lista de personalidades que han recibido este galardón y donde aparecen nombres tan destacados como Bertrand Tavernier, Marisa Paredes, Stephen Frears, Carlos Saura, Ángela Molina, Jean-Claude Carrière, Costa-Gavras, Álex de la Iglesia, los hermanos Taviani o Isabel Coixet, entre muchos otros.
UNA PERSONALIDAD INCLASIFICABLE
Gonzalo Suárez (Oviedo, 1934) es una figura imprescindible en el cine español, destacado en festivales como Cannes, Berlín, Río de Janeiro, Moscú, Chicago, París o San Sebastián.
El cineasta, que se define como un “escritor que hace cine”, firma una obra cinematográfica y literaria en la que se entremezclan constantemente la realidad y la imaginación. Suyas son algunas de las películas más relevantes de la segunda mitad del siglo XX en España, como las multipremiadas: Ditirambo, Remando al viento (por la que consiguió la Concha de Plata del Festival de San Sebastián y el Goya a Mejor Director), Epílogo (Premio de la juventud en el Festival de Cannes) o Don Juan en los infiernos, entre otras muchas. En su palmarés figuran el Premio Nacional de Cinematografía, la Medalla de Oro de Bellas Artes, ha sido nombrado Caballero de las Artes y las Letras de Francia y de la Orden de Alfonso X el Sabio, la primera vez que se otorgaba esta condecoración a un director de cine; además de contar con ocho premios Goya para sus películas.
Su carrera como escritor ha ido paralela a su carrera como director de cine, y ha seguido publicando libros, como Gorila en Hollywood (1980), La reina roja (1981), Ciudadano Sade (1999), El hombre que soñaba demasiado (2005), Las fuentes del Nilo (2011) o La musa intrusa (2019).