Hasta este domingo tenemos la oportunidad de ir a la sala 2 del Centro Cultural Manuel Benito Moliner (antiguo Matadero) la exposición Como yo, de Laura Torrijos Bescós. Aparentemente, se trata de una exposición fotográfica. Y digo aparentemente porque detrás de esas imágenes hay más. Mucho más.

Laura Torrijos Bescós tiene sólo 16 años. Es un dato importante. Algunas de las fotografías que forman la exposición son de 2014, es decir, las realizó con tan sólo 14 años. Como yo es una exposición de autorretratos que muestran a la artista interpretando diferentes roles de muchachas de su edad en diferentes situaciones. No son unos retratos cualquiera. Tras cada imagen hay una reflexión, una crítica, un grito de aviso. Es la visión de alguien que tiene algo que decir, una visión de la adolescencia femenina realizada por una chica también adolescente, por lo que en ese sentido no hay nada de artificial.

De sol a sol (2014). Laura Torrijos Bescós.

La composición de muchas de las imágenes es tremendamente efectiva, limpia, clara. Muestra casi como si de un reportaje periodístico se tratara, diferentes realidades juveniles: niñas trabajadoras, esclavas sexuales, enganchadas a las drogas, que sufren la pobreza, matrimonios forzados, la guerra… Imágenes recreadas, ficciones elaboradas a través de un discurso personal en la que la propia fotógrafa es la protagonista. Alguna de estas fotografías le llevó más de un mes de trabajo. Ella crea el marco, la escenografía, el vestuario, el maquillaje, diseña la imagen y se retrata en acciones que invitan a la reflexión. En ese sentido aflora su gran pasión: el teatro.

Y es que, a pesar de que estamos ante una exposición de fotografía, Laura Torrijos Bescós quiere ser actriz. En ese sentido, podemos entender a Como yo no tanto como una exposición de fotografía, sino como una acción de Post Teatro. Efectivamente, Laura interpreta una serie de personajes de ficción basados en la realidad y crea todo un discurso dramatúrgico prescindiendo de la forma tradicional y adaptándolo a lo que tiene a mano: la fotografía. Una solución artística inteligente de una mente inquieta ante la falta de posibilidades de hacerlo encima de un escenario. Y lo hace con una obra llena de significado, reivindicativa, que golpea en las conciencias del espectador. Aún le falta mucho por aprender y en ciertos momentos es algo ingenua, pero no hay duda alguna que estamos ante una artista con discurso y conciencia propios y eso, en los tiempos que corren, es decir muchísimo.

No sólo eso, cada imagen va acompañada de un texto. Laura ha ganado dos veces el concurso de relatos Ciudad de Huesca, entre otros galardones literarios. También ha dirigido un cortometraje, toca el piano y la guitarra, asiste a clases de interpretación y, como es obvio, domina con bastante acierto el arte fotográfico. Es por eso que afirmamos que es un diamante en bruto. Laura es una artista en proceso de formación y maduración y sólo el tiempo nos dirá hacia dónde se encaminarán sus pasos, aunque ella tiene muy claro que quiere ser actriz.

Propiedad privada (2015). Laura Torrijos Bescós.

Y esa es la clave de todo. Laura tiene una edad en la que tiene que empezar a tomar decisiones, está madura para decantarse por cualquiera de las áreas del arte que domina, pero nuestro sistema educativo no está preparado para personas como ella. Con dieciséis años no puede estudiar lo que ella quiere porque el sistema no lo permite. ¿Se imaginan lo que hubiera pasado si alguien le dice a Picasso, que a los doce años ya era un excelentísimo pintor, que tenía que esperar hasta los dieciocho para entrar en la academia de arte? ¿O si en Saltzburgo alguien le hubiera dicho a Mozart que no podía dar conciertos de piano con sólo cuatro años porque no tenía la edad suficiente? Pues esta es la situación. Tenemos a una artista emergente, una persona llena de talento, que tiene que esperar porque el sistema es incapaz de asimilar a personas como ella. Y lo más trágico es que no debe ser la única en toda España en esta situación, un país en el que se hablaría muchísimo más de ella si decidiera ser tronista en lugar de artista.

Afortunadamente, Laura cuenta con tres bazas a su favor: su talento, sus ganas inquebrantables y el apoyo de su familia, tres puntos clave para poder seguir en el camino que ha elegido. Esperamos que vaya tomando sus propias decisiones, que vaya modelando su carácter, que asimile más conocimientos y los vaya aplicando a las variadas disciplinas que domina. Sería una lástima que este diamante en bruto no llegase a brillar en su máximo esplendor.