Alabado por grandes como Chaplin o Buster Keaton, este altoaragonés se convirtió en uno de los primeros fenómenos de masas de comienzos del S.XX
La mayor exposición realizada hasta la fecha sobre su figura se inaugura en Huesca con cerca de 300 piezas relacionadas este jacetano universal y se prolongará hasta el 25 de febrero
El único fragmento de película que se conserva de Marcelino se podrá ver por primera vez en España junto a carteles, fotografías o documentos originales provenientes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y España
Huesca acoge desde este jueves 30 de noviembre la mayor exposición realizada hasta la fecha sobre el payaso Marcelino, uno de los personajes más relevantes y al mismo tiempo olvidados del mundo del espectáculo de principios del S. XX. Cerca de 300 obras entre documentos, fotografías, carteles, programas, postales, revistas y libros acercarán al público la figura de este altoaragonés universal. Un repaso desde sus orígenes en Jaca hasta su muerte en Nueva York, lugar donde se fraguó su éxito mundial.
Marcelino es un personaje esencial para los orígenes del entretenimiento de masas y esta muestra, de producción propia del área de Cultura de la Diputación Provincial de Huesca y comisariada por Jesús Bosque y Víctor Casanova, constata una realidad hasta hace pocos años desconocida para el gran público.
Para la responsable de Cultura de la Diputación Provincial de Huesca, Berta Fernández, es la mejor forma de reivindicar su legado y documentar sus logros, «contagiar de la pasión por descubrir a un personaje histórico que hasta hace unos pocos años nos era completamente desconocido», describía Fernández al presentar esta retrospectiva que cierra el calendario expositivo en la provincia. Una de las claves que dota de mayor relevancia a la exposición, “la colaboración entre sus dos comisarios, puesto que Jesús reside en Huesca y Víctor lo hace en Nueva York. Esta circunstancia ha permitido que contemos con material e información que difícilmente podrían haberse descubierto y localizado”.
La muestra de acceso gratuito que permanecerá abierta hasta el próximo 25 de febrero de 2018 cuenta con obras provienen de instituciones públicas y privadas, así como de colecciones particulares, incluyendo entidades tan destacadas como la Society for Theatre Research de Londres, The British Library Board (Reino Unido), el Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo de Marsella o archivo de la New York Public Library for the Performing Arts.
Uno de los tesoros de esta exposición son los únicos cuatro segundos de película que se conservan de Marcelino. Una pieza proveniente del archivo de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos que se verá por primera vez en España y donde se puede ver a este ilustre payaso saludando con su maquillaje característico.
Junto a los materiales, los organizadores han querido contextualizar al visitante en el momento histórico que vivió Marcelino, diversos audiovisuales que explican los cambios sociales que acaecían en el momento y que propiciaron su ascenso a la cúspide de la fama. “Resaltar la vida de Marcelino supone representar el cambio social entre e S. XIX y el S.XX” afirmaba Casanova, sobre una retrospectiva que profundiza no sólo en el personaje sino en los cambios que experimento una sociedad donde la revolución industrial o la lucha por los derechos de la mujer eran el telón de fondo.
Marcelino era hombre de teatro y su exposición se plantea como una representación que transcurre en los diferentes espacios de la sala, diversas fases por las que el visitante discurrirá de la mano de la vida de este apasionante aragonés. En clave cinematográfica Jesús Bosque, apuntaba una de las mayores preocupaciones a la hora de cerrar la exposición y era como “repuntar al personaje que tiene un arco dramático tan acentuado”; un hecho sobre el que mantiene la incertidumbre y que el espectador pueda “aprender algo, ver su legado”.
Junto a todo esto, se ha programado un ciclo de cine en colaboración con el Festival Internacional de Cine de Huesca. Un total de cuatro películas que además de hacer un recorrido por la historia del cine (van desde el El Circo de Chaplin en 1928 hasta la francesa El Ilusionista de 2010) crean un punto de unión entre todos los elementos claves de la figura de Marcelino: el circo, los payasos y el ocaso de una gran estrella. Además, de forma previa, cada una de las proyecciones contará con una visita guiada a la exposición orientada a la temática concreta del largometraje.
La parte didáctica juega también un papel fundamental en esta exposición. Se trabajará con centros educativos, con público con necesidades especiales y se realizarán talleres para familias desde el próximo 1 de diciembre hasta el 23 de febrero, entre otras iniciativas.
MARCELINE, EL PAYASO
El nombre de Marcelino Orbés es uno de los estandartes del entretenimiento de masas de principios del S. XX. Bajo su nombre artístico de Marceline, este oscense (Jaca, 1873) se convirtió en el mejor payaso del mundo. Sus espectáculos eran el principal reclamo de uno de los escenarios más importantes del mundo, el Hippodrome de Nueva York, con capacidad para más de 5.000 espectadores.
Con un talento innato y los cambios sociales que se produjeron en los inicios del S.XX, la fama de Marcelino fue aumentando exponencialmente; primero serían los circos más importantes de España, donde adquirió una importante formación, poco después saltó a las grandes compañías europeas del momento: Lockhart en Francia, Carré en Holanda y Hengler en Gran Bretaña. Tras su triunfo absoluto en Londres, donde haría debutar al entonces joven y desconocido Charles Chaplin, dio su salto al otro lado del Atlántico.
Nueva York representaría su zénit y su caída. Durante siete años de forma ininterrumpida, Marceline se encumbraría como una estrella mundial y atraería a público de innumerables países. La llegada del cine y su inadaptación a este formato supuso el principal motivo de su declive, para acabar sus días arruinado en una habitación de hotel. Su suicidio fue llevado a portada de algunos de los principales periódicos del Estados Unidos pero su nombre poco a poco fue cayendo en el olvido.
Una vida cargada de realidad y fantasía, de leyendas y hechos probados, propios de un personaje de su talla y que tanto la publicación de Víctor como la exposición que abre sus puertas hasta febrero en la capital altoaragonesa sacan a la luz.