El próximo fin de semana, la caravana del SoNna Huesca programa una mini gira por el Pirineo aragonés occidental, por las comarcas del Alto Gállego y La Jacetania. La representación de La lluvia amarilla en Susín (Biescas) el sábado a las 22.30 horas y la actuación del valenciano Sanisidro en el conjunto Arte y Naturaleza de Berdún el domingo a las 20.30 horas completan el cuarto fin de semana del Festival Sonidos en la Naturaleza que organiza la Diputación Provincial de Huesca.
La quinta edición del SoNna Huesca continua su gira veraniega por las comarcas oscenses. Este próximo fin de semana, el certamen se traslada a las comarcas del Alto Gállego y La Jacetania que, como es sabido, tienen menos peso en el programa del festival, dado que ya reciben una completa oferta cultural propiciada por la DPH (Festival Pirineos Sur y Festival Internacional en el Camino de Santiago). El SoNna Huesca visitará el espacio Arte y Naturaleza de Berdún, y el pueblo de Susín (Biescas), dos enclaves mágicos del Pirineo oscense.
En esta ocasión, el protagonismo lo tendrá, por primera vez en esta edición, el teatro. El próximo sábado 20, la compañía Corral de García volverá a representar la adaptación de Jesús Arbués de La lluvia amarilla, la novela de Julio Llamazares, como hiciera en la edición de 2022 con gran éxito. El pueblo de Susín, deshabitado durante la mayor parte del año, pero rehabilitado con esmero durante las últimas décadas será de nuevo el escenario perfecto para La lluvia amarilla. Aunque situado a escasas horas a pie desde Susín, el despoblado de Ainielle sería imposible de asumir como escenario, por la dificultad de sus accesos. Por ello, la organización del Festival Sonidos en la Naturaleza ya apostó en 2022 por el pueblo de Susín, fiel reflejo de la historia del valle de Sobrepuerto.
En las faldas del monte Oturia, moldeadas por el antiguo glaciar que dio forma al valle de Oliván, se encuentra la solitaria aldea de Susín (Biescas), despoblada pero no abandonada, símbolo de soledad de las tierras de Sobrepuerto, igual que Ainielle. Su patrimonio más emblemático es la iglesia de Santa Eulalia, edificada entre los siglos X y XI, con el ábside típico de Serrablo, con baquetones y arquillos ciegos, y una preciosa ventana ajimezada, emblema del territorio.
Desde hace algún tiempo, a iniciativa de Angelines Villacampa, de casa Mallau y última vecina del pueblo, que contaba su historia a los visitantes, se impulsó la Asociación Mallau, para la rehabilitación de caminos, paredes, campos, huertos y de algunos edificios del pueblo, entre ellos la ermita de Nuestra Señora de las Eras.
El espectáculo que se podrá ver en Susín (Biescas) es una producción audiovisual de Corral de García, adaptado y dirigido por Jesús Arbués e interpretado por Ricardo Joven y Alicia Montesquiu. En él, la música en directo y la delicada poesía de la imagen en video mapping crean un montaje estremecedor y respetuoso con la novela de Llamazares, pero también un potente espectáculo puramente teatral en el que los recursos escénicos se usan al servicio de la palabra.
El largo monólogo de Andrés de casa Sosas, el último de Ainielle, en su última noche, en ese momento donde la vida y la muerte pasan por delante de sus ojos, han convertido a La lluvia amarilla en uno de los hitos de la literatura española de los últimos treinta años. La novela mítica de Julio Llamazares fue uno de los primeros textos que miraron a los ojos de la España vaciada, ahora tan manoseada.
La representación teatral el próximo sábado forma parte de un completo programa de actividades programadas por la Diputación de Huesca y el Ayuntamiento de Sabiñánigo en torno a La Lluvia amarilla, editada hace 35 años, y que incluye una exposición de Antonio Santos en la Sala Municipal de Arte de Sabiñánigo, programada entre el 3 de julio y el 3 de agosto; la exposición bibliográfica en la Biblioteca de Sabiñánigo con idénticas fechas o la presencia en una tertulia del propio Julio Llamazares el próximo domingo 21 de julio en el Molino Periel en Sabiñánigo (12.00 horas).
Sanisidro en Berdún
Al día siguiente, el festival se trasladará unos kilómetros al oeste para recalar en la localidad de Berdún, en concreto en el espacio Arte y Naturaleza situado en el entorno de la ermita de Santa Lucía. El espacio donde se ubicará el escenario para el valenciano Sanisidro alberga desde 2005 un conjunto escultórico en madera del artista galés David Nash, que lleva por título Three Sun Vessels for Berdun (tres barcos de sol para Berdún). Es un gigantesco reloj de sol que se compone de una rosa de los vientos y tres grandes esculturas en madera de roble.
Tras militar en bandas punk, de rock and roll y garage-60’s, y colaborar como guitarra y batería con distintos artistas, el valenciano Isidro Rubio lanzó su carrera en solitario bajo el nombre de Sanisidro, y debutó en 2020 con el EP A lo pesau, a lo bajo y a lo llano. Su primer trabajo de larga duración, Sambori, lo publicó en noviembre del año pasado.
Sanisidro presenta en Sambori (la palabra en valenciano para rayuela) una suerte de psicodelia folk mediterránea impulsada por una exuberante instrumentación: guitarras flamencas y eléctricas, bajo, percusión y vientos. Todo fundido por una voz que revela un particular mundo interior.
Sanisidro busca música amable y envolvente que haga compañía a todo aquel que se detenga a escucharla. Pero lo simple es a la vez imbricado, lleno de matices donde se mezclan ritmos y cadencias de cualquier género. Por ejemplo, melodías del medio oriente con ritmo caribeño. La rica instrumentación de Sambori –suenan bombardinos, congas, bongos, cascabeles, panderetas, panderos, ruanes, güiro, vibráfonos, darbukas y un largo etcétera- lo hace sobresalir en un panorama musical cada vez más uniforme y saturado.
A la ermita de Santa Lucía se acude dos veces al año, coincidiendo con los equinoccios de primavera y otoño. En esos dos momentos del año la posición del sol es idéntica tanto en el horizonte de levante como el de poniente. Este juego de luz y paso del tiempo ideado por el artista galés es distinto luego cada día del año. David Nash es uno de los fundadores del movimiento Land-art que surgió en Inglaterra para reivindicar “una vida más en sintonía con la naturaleza, alejada de las prisas y del estrés de nuestra sociedad”.