El concierto de la compositora mexicana ha sido una ceremonia musical e íntima que enamoró a los miles de fans que acudieron a su llamada
Durante su actuación ha recibido el premio a la Diversidad Cultural por su labor como Embajadora de la Música por la Paz, a manos de Carlos Sampériz y Amalia Ortiz
El brasileño Toquinho ha deleitado al público con un recital cargado de sentimiento y nostalgia que certifica al artista como uno de los referentes más importantes de la bossa
Huesca, 12 de julio de 2025. El anfiteatro de Lanuza se ha convertido por una noche en un refugio sentimental de Natalia Lafourcade en el que todo el público tenía cobijo. La artista mexicana ha ofrecido un concierto más próximo a una ceremonia musical, en el que la protagonista absoluta ha sido ella. Ni siquiera la lluvia, que ha introducido su concierto, le ha hecho sombra. Sola, a la guitarra, ha encandilado a miles de personas que se han dejado seducir con sus cantos a la vida, a la música y al amor. No menos especial ha resultado la actuación de Toquinho, que ha hecho un repaso a sus grandes temas firmados en los últimos 50 años.
Natalia Lafourcade, un claro referente internacional en la defensa de los derechos humanos y la música como instrumento de paz, ha recibido al final recital el Premio Pirineos Sur a la Diversidad Cultural 2025 a manos de Carlos Sampériz, diputado de cultura de la Diputación Provincial de Huesca, y la directora del festival, Amalia Ortiz.
La liturgia comenzó con el mismo tema que abre y da nombre a su último trabajo: “Cancionera”. Y acto seguido entonó algunas de las mejores composiciones de su anterior álbum: “De todas las flores”, “Pajarito colibrí”, “María la curandera”… Y así, en los primeros minutos, con su infalible temario, su deliciosa empatía y sus grandes dotes de oradora, logró una comunión perfecta con los presentes.
La llegada a Pirineos Sur coincide con el recién anuncio de su maternidad y, a pesar de mantenerse sentada en la casi hora y media que duró su recital, la artista se mostraba pletórica: vestida con un largo vestido azul y con la ornamentación justa y necesaria, repasó temas de carrera (“Mi tierra veracruzana”, “Tu sí sabes quererme”), con otros grandes clásicos (“La llorona”, “Cucurrucucú Paloma”).
Y casi sin que el público se diera cuenta, la celebración llegaba a su final. Fue una experiencia intensa pero cálida. Cerró con las magníficas “Derecho de nacimiento” y “La raíz”. Con la misma discreción y cariño se despidió de Lanuza. Todo quedó en familia.
Tras la catarsis de sentimientos del recital de Lafourcade, el concierto de Toquinho también sirvió como un bálsamo para los espectadores. Su dominio en la bossa nova y la calidez de muchas de sus canciones, que han acompañado a varias generaciones, fue un final de jornada inmejorable.
En la actual gira va acompañado de la fantástica cantante Camilla Faustino y juntos hicieron un repaso a toda una carrera y a la bossa en general, rescatando algunos temas fundamentales para el género. Toquinho, sentado y a la guitarra, se ha mostrado sereno y seguro, casi como el faro que aún guía a las nuevas generaciones en la música brasileña. Le acompañaba tan solo sección rítmica: bajo y batería. De esos curtidos en cientos de conciertos. Sonaron “Samba de Orly”, “Samba pra Vinicius”, “Vocé abusou” y “Aquarela”, casi al final, como casi un abrazo para un público de Pirineos Sur que resistió a la lluvia para vivir una jornada muy especial.
Noche de viajes emocionales
Y el primer largo fin de semana de Pirineos Sur finaliza mañana con Ara Malikian, que convertirá las estrellas del cielo que cubren el escenario natural en su propio pentagrama, listo para demostrar su dominio del violín y su pericia para mezclar música clásica, rock y jazz. Y la siempre inquieta Maika Makovski presentará su nuevo y aplaudido trabajo en formato acústico, “Búnker Rococo”. Veinte años de carrera y ocho discos, a cada cual mejor, le han posicionado como una de las voces más importantes de la escena rock del momento.