Netflix lo ha conseguido. El pasado día 15 de julio estrenó mundialmente Stranger Things, una miniserie de ocho episodios de casi una hora de duración cada uno. En diez días se ha convertido en un fenómeno mundial. Netflix es una plataforma digital a través de la cual se distribuyen contenidos de pago para SmartTV, es decir, contenidos visibles por streaming en cualquier soporte digital o, lo que es lo mismo, televisión a la carta. Sus series tienen que ser buenas, muy buenas, para que el público esté dispuesto a pagar para verlas. Y ésta lo es. Mucho.
Stranger Things es una serie creada y dirigida por los hermanos gemelos Matt y Ross Duffer. Nacidos en 1984, no vivieron la época que refleja la serie, pues está ambientada en noviembre de 1983. A pesar de ello, han conseguido que los espectadores hagan una auténtica regresión en el tiempo: la ambientación, la música, las referencias cinematográficas y a la cultura pop crean un universo propio que hacen de Stranger Things una serie muy particular. El hecho de que sea una serie que se ve a través de servicios de streaming y que dure en total poco más de siete horas ha provocado que muchas personas vean la serie en un fin de semana o una sola jornada, prácticamente de una sentada. Pero ¿por qué? ¿Qué es lo que tiene esta serie que nos deja enganchados ante la pantalla durante horas?
La trama
Hawkins, Indiana, es un pueblo en el que no ha pasado nada durante décadas. El 6 de noviembre de 1983 esa placidez cambiará para siempre. Un niño desaparece sin dejar rastro, encuentran el cadáver del propietario de un restaurante, quien aparentemente se ha suicidado, y aparece una niña con el pelo rapado y poco habladora. A partir de aquí, los hechos misteriosos y sobrenaturales irán cambiando poco a poco la vida de un puñado de habitantes del lugar.
Aparentemente, esta sinopsis no despierta grandes expectativas. No quiero hacer spoilers, pero te aseguro que el desarrollo de estos hechos te mantendrá con el culo pegado al sofá. Todos los espectadores se podrán sentir identificados con uno o con varios de los grupos de protagonistas que tienen las tres principales líneas argumentales de la serie. Te puedes identificar con los niños que forman un grupo parecido a los Goonies, los adolescentes, que reproducen arquetipos propios de las comedias estudiantiles de la época, o los adultos, encabezados por una magnífica y efectiva Winona Ryder, que viven unas grises vidas en las que abundan los naufragios personales.
El reparto está lleno de actores y actrices desconocidos que aportan dosis de frescura y de buen hacer, pero la gran aportación interpretativa en esta serie corre a cargo de una joven actriz de 12 años.
El gran descubrimiento
Millie Bobby Brown es una joven actriz catalana (nació en Barcelona, el 19 de febrero de 2004), hija de padres británicos. En 2011 la familia se desplazó a vivir a Orlando, capital de Florida. Para entretenerse, la jovencísima Millie se apuntó los sábados a clases de teatro. Allí fue descubierta por un agente que enseguida le consiguió pequeños papeles en Anatomía de Grey o Modern Family, entre otras series. La familia se volvió a mudar, esta vez al Reino Unido, y allí la llamaron para los castings de Stranger Things.
Tras ir pasando una a una todas las pruebas, los hermanos Duffer le comentaron que querían que se rapara el pelo. Su madre se negó en redondo, pero ellos insistieron en que querían que se pareciera a Charlize Theron en Mad Max: Furia en la carretera. Lo cierto es que, con el cabello rasurado, existe un razonable parecido entre ambas actrices.
Millie Bobby Brown es un pequeño prodigio interpretativo, una auténtica fuerza de la naturaleza. Su credibilidad es total, especialmente en aquellas escenas más exigentes emocionalmente. Pocas actrices adultas hay en la actualidad con la versatilidad y el verismo que consigue la jovencísima Millie. Si sigue por este camino y al madurar no se tuerce su carrera, podríamos estar ante la nueva Jodie Foster. Su actuación roza la perfección.
Llena de referentes ochenteros
Hay que reconocerlo: Stranger Things pone de relieve que hay toda una generación de personas en todo occidente que ha crecido teniendo los mismos referentes. Somos esa generación que creció en los videoclubs, los que ahora estamos en la cuarentena, alguno ya cincuentón. Los que vimos la trilogía de Star Wars (la original, of course) en el cine. Y Encuentros en la tercera fase, Tiburón, Los cazafantasmas y tantas y tantas otras películas de los ochenta. Somos los que grabábamos cassettes con canciones de la radio y rezábamos para que el locutor se callara cuando sonaba nuestra canción favorita. Nos sentimos identificados con los protagonistas porque teníamos su edad o edades parecidas en 1983, porque crecimos viendo esas películas que impregnan las imágenes de la serie.
Cuando veas (si no la has visto ya) Stranger Things vas a tener infinidad de referencias cinematográficas, especialmente de la década de los 80. Posiblemente, la más directa sea Los Goonies, pero no es la única. También encontramos referencias explícitas a otras películas de la época, como Poltergeist, E.T. el extra-terrestre, Cuenta conmigo (película basada en un cuento de Stephen King) o Aliens, otras películas más modernas, como El laberinto del fauno y, en general, al universo Guillermo del Toro, y referencias explícitas a directores como Quentin Tarantino, Tobe Hooper, Peter Jackson o Sam Raimi.
El universo Spielberg está presente durante todo el film, incluso con referencias a películas posteriores a esa década. Las referencias a Súper 8, película dirigida por J.J. Abrams y producida por Spielberg, son más que evidentes, pero quizás pasen más desapercibidas las referencias a Minority Report, aunque la serie está repleta de ellas, empezando por el personaje llamado Once. Incluso la ambientación y el lugar donde se desarrolla la acción nos recuerda en muchas ocasiones a Twin Peaks.
Influencias menos conocidas
Otras influencias son menos evidentes, pero resultan importantes en escenas clave de la serie. Es el caso de las alusiones a Risky Business, película homenajeada en tres de los episodios y de la que incluso toma prestado un tema de la banda sonora compuesta por Tangerine Dream, a la par que se homenajea a su escena más conocida cuando uno de los personajes canta Old Time Rock’N’Roll, de Bob Seger.
La referencia a Tangerine Dream no es menor. Aparecen temas suyos en varios episodios. Su música y las bandas sonoras que John Carpenter escribió para sus propios films son los referentes principales para la banda sonora original del film, creada por Kyle Dixon y Michael Stein imitando sendos estilos. Hay que recordar que el conjunto germano-holandés vivía un momento álgido en los ochenta realizando bandas sonoras como las de Ojos de fuego, Ladrón, Flashpoint o la ya citada, Risky Business, entre otras, llegando al punto álgido con el score para la versión internacional de Legend, de Ridley Scott, película que en Europa se estrenó con banda sonora de Jerry Goldsmith. Los alemanes abanderaron una forma y un estilo musical que triunfó en algunas películas y series de culto en los 80 de las que se empapa la serie.
En general, en Strange Things se recuerda de una u otra forma a diferentes películas de adolescentes de los 80, tanto con escenas o personajes, como con la banda sonora. Incluso se recupera a actores de la época, como Matthew Modine, quien interpreta uno de los personajes principales. Podemos encontrar alusiones a películas tan mainstream como St. Elmo, punto de encuentro o El club de los cinco, pero también a otras más oscuras, como Golpe al sueño americano.
John Carpenter y Stephen King
Siguiendo con los referentes de los que beben los hermanos Duffer para crear la serie, otra de las grandes influencias cinematográficas es, evidentemente, John Carpenter. La música original de la serie se construye a través de una serie de composiciones al sintetizador que recuerdan a las músicas que el propio director componía para sus películas. Las referencias a La Cosa no son mera coincidencia, dos de los personajes están viendo la película en vídeo en uno de los episodios. Incluso podemos llegar a ver ecos de Starman en algunas acciones de la serie.
Pero si los referentes cinematográficos son evidentes, no lo son menos los referentes literarios. Prácticamente tenemos la sensación de que estemos ante una historia escrita por Stephen King, tanta es la influencia del escritor en esta historia. Incluso se le cita en uno de los episodios. Uno de los personajes es prácticamente la versión infantil de Carrie, mientras que Joyce Byers, el personaje que interpreta Winona Ryder, llega a parecer en algún momento la versión femenina del Jack Torrance que interpretó Jack Nicholson en El Resplandor, la mejor traslación a la pantalla grande que se ha hecho jamás de la literatura de Stephen King. Finalmente, King y Carpenter se unen en Christine, filme cuyo logo recuerda mucho al de Stranger Things.
La banda sonora
Otro de los aspectos que destacan de la puesta en escena de Stranger Things es la cuidada elección de las canciones que conforman su banda sonora. Las canciones aparecen para crear atmósfera, no como simple ilustración musical. Un claro ejemplo es cómo se utiliza dramáticamente a lo largo de toda la serie Should I Stay Or Should I Go, el clásico de The Clash. No es el único ejemplo. Heroes es otro clásico, en este caso de David Bowie, que se suele utilizar con frecuencia en el cine y la televisión. En este caso, aparece de forma nada forzada, apoyando a la acción de la película y, en lugar del original, en la versión que realizó Peter Gabriel.
Hazy Shade Of Winter, de The Bangles; Can’t Seem To Make You Mine, de The Seeds; White Rabbit, de Jefferson Airplane; Africa, de Toto; Waiting For A Girl Like You, de Foreigner; Atmosphere, de Joy Division; Sunglasses at Night, de Corey Hart o When It’s Cold I’d Like to Die, de Moby, son sólo algunos de los temas que perfilan una ecléctica selección musical que incluye también a clásicos de la música electrónica como a los ya citados Tangerine Dream o a Vangelis, cuyas piezas aparecen en varios episodios.
Valoración final
Stranger Things es una serie adictiva. Yo la vi en un solo día, imposible dejarla aparcada. Sabe crear el ambiente necesario para enganchar y no soltarte. El final agridulce deja un par de cabos sueltos que dejan una puerta abierta para una segunda parte. La actuación de Millie Bobby Brown es tan buena que sólo por ella ya vale la pena ver la serie. Si viviste los ochenta, prepárate para una regresión a tu juventud. Por todo esto, y porque es la versión tenebrosa de Aquellos maravillosos años, mi valoración personal es de un 8’75 sobre 10.