A veces normalizamos lo cotidiano y no somos conscientes de lo extraordinario que son ciertas cosas. Creo que esto es algo que sucede en Huesca con el Festival Periferias. Es un festival con gran prestigio y que llama mucho la atención a las personas que no viven en la capital altoaragonesa.
Esto lo digo por experiencia propia. Durante años he ansiado, viviendo en otras partes de España, poder vivir el festival. Y este año, el primero que resido en la capital altoaragonesa, era mi primera oportunidad de disfrutarlo de principio a fin.
Y quizás, algo dentro de mí no entendió bien la temática, y decidió que mi “estado alterado” iba a ser el inmunológico, por lo que solo llegue a la recta final del festival. Prebióticos, probióticos y antibióticos y directa al “Ponche de música lisérgica” a sentarme en el Auditorio del Palacio de Congresos. Plan perfecto para una convaleciente.
Llegué con la primera actuación recién empezada. No había mucha gente en el auditorio pero encontré a un Mike Cooper en el escenario totalmente concentrado en hacer su espectáculo. Sentado con su guitarra lap steel en la falda detrás de una mesita, cubierta por una tela floreada muy similar a su camisa hawaina, nos transportaba a través de su música y de las películas que lo acompañaban en la pantalla, a sitios lúgubres y oscuros o a espacios luminosos con la naturaleza llena de vida. Este tipo, que comenzó en los años 60 con el blues y que le ofrecieron ser guitarrista de The Rolling Stones, aunque lo rechazó, fue un exponente de la psicodelia y ha ido evolucionando su música hacia lo experimental y la improvisación. Lo más espectacular era escuchar esos sonidos que hacía con la lap steel mientras la “afinaba” y «desafinaba” a su gusto como parte de la melodía de la canción.
Siguieron las bases electrónicas que acompañaban su voz y la lap steel, los vídeos sobre viajes en Sri Lanka o Timor. Contabilicé un segundo de silencio en toda la actuación. Y sinceramente, me dio la sensación que más que estar un ponche de música lisérgica estaba sumergida en una marmita de tripis. Concierto para abrir las puertas de la percepción. Sin duda.
El segundo concierto de la noche fue el de Kiko Veneno, quien se encontró la platea casi llena pero un público que, en ocasiones, parecía de cartón piedra y con quien le fue muy difícil interaccionar. Fue un concierto elegante y delicado, muy correcto. Cantó sus canciones más conocidas y algunos asistentes se animaron a corear “Abanico de cristal”, “Joselito” o “En un Mercedes blanco”. El público estaba tan frío como el auditorio, donde había que estar con abrigo.
El concierto, de forma global, no consiguió alterar mi estado, pero hubo algo que sí lo hizo. Y es que Kiko Veneno no vino solo, estaba acompañado por Raül Fernández “Refree”, de quien no pude apartar la mirada, y fue quien me encandiló y sorprendió con su forma de tocar la guitarra. Y es que parece que no se le resiste ningún estilo e igual que colabora con Kiko Veneno, lo hace con Silvia Pérez Cruz, Nacho Vegas, Mala Rodríguez, Josh Rouse o Christina Rosenvinge, entre muchos otros.
El último concierto en el auditorio fue Charles Gayle, un clásico del free jazz. Este estilo siempre tiene mucho de lisérgico porque es improvisación y puro virtuosismo. Fijarse en cómo tocan y escuchar a estos músicos, Gayle al saxofón acompañado por el contrabajista Ksawery Wojciński y el batería Max Andrzejewski es alucinar sin drogas y trascender con algo único, que no volverá a repetirse.
Me acerqué a un entendido de free jazz al finalizar el concierto y me dijo: “En dos minutos, Charles Gayle ha hecho más que Kiko Veneno en todo el concierto”. Con esta afirmación, comprenderéis, que es difícil añadir algo más.
Fuera del auditorio, continuaba la sesión «Ponche de música lisergica» con un elevado volumen que era realmente insoportable y molesto. Así que, tanto yo como unas cuantas personas más, nos fuimos del Palacio de Congresos. Una pena, porque había bandas muy interesantes que me hubiera gustado escuchar en directo.
Por último, solo nos quedaba una pregunta: Can you pass the acid test?
BALANCE DE PERIFERIAS 2017
La respuesta del público ha sido muy similar a la de otras ediciones, casi 10.000 personas han asistido a alguna de las propuestas del Festival Periferias.
Los triunfadores del festival fueron Micronesia, Kiko Veneno y Antonio Escohotado, que fueron quienes congregaron más público.
Tal como indicó Luis Lles, codirector del festival, Periferias no es un festival cuyo objetivo sea aumentar el público edición tras edición, sino trabajar transversalmente con una sola temática desde diferentes ámbitos culturales, como ha sido en esta ocasión, Estados Alterados.
El último fin de semana, que hubo un festivo, 1 de noviembre, con puente, se notó especialmente y hubo muy poco público en los conciertos del Bleep! y el Ponche musical lisérgico, del viernes y el sábado, respectivamente.
Por último, donde más aumentó el público en esta edición, fue en las exposiciones, las cuales permenacerán abiertas hasta el día 20 de noviembre.
GALERÍA DE FOTOS DE PERIFERIAS 17.0 REALIZADAS POR MUERDELAESPINA FOTOGRAFÍA
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