La artista navarra conquistaba el Festival Pirineos Sur en un impecable concierto de su gira ‘Si abro los ojos no es real’. Con un «sold out», cerca de 5.000 espectadores fueron testigos de cómo Amaia se ha convertido, indiscutiblemente, en una de las artistas más completas y relevantes del panorama nacional.
La noche la abría Izaro, que sustituiría en el último momento a Valeria Castro a causa del fallecimiento de su abuela. Así que en un acto de generosidad y recién llegada de una mini-gira por Latinoamérica se subía al escenario de Lanuza, esperando hacer justicia a la memoria de la abuela de su compañera Valeria, como referiría al poco de empezar el show.
La cantante donostiarra presentaba en directo su último disco, cerodenero, su quinto trabajo de estudio. Un álbum conceptual que mezcla electrónica y pop que invita a bailar. Y que con su carisma, luminosidad, y cierto «jet lag» conseguirían ganarse la simpatía de la gente allí presente.

Tras una pausa para el montaje, arrancaba la actuación de Amaia, una artista marcada por un sello personal indiscutible. El protagonismo se lo llevarían los temas de su último disco: Si abro los ojos no es real, un buen trabajo tanto a nivel musical como conceptual. Desde Tocotó, el precioso tema Auxiliar o una sorpresa en forma de arpa sobre el escenario para interpretar Ya está.
Y entre medias, versionando de forma muy personal y quedando patente su gran versatilidad Me pongo colorada, de Papá Levante, o el homenaje a Federico García Lorca con Zorongo gitano interpretado al piano. Incluso se atrevería y muy acertadamente con Santos que yo pinté, de Los Planetas, en lo alto de la plataforma.
Una noche para compartir y conectar que se preveía especial, porque como ella misma decía ante el micrófono en un par de ocasiones, era uno de los sitios más bonitos en los que había tocado. Al inicio del show todavía no había gente en el agua bajo el escenario, pero no tardarían mucho en hacerlo ante el asombro de la artista, que ya había hecho alusión a los once grados de temperatura de esa fresca noche, y que cortarían de raíz ese posible chapuzón de la cantante navarra. Quizá para la próxima vez.

También desgranaría temas de sus tres álbumes, incluyendo éxitos como El relámpago y Yo invito, además de otras nuevas joyas como Nanai, Fantasma o M.A.P.S o el ya icónico Tengo un pensamiento, que sería el encargado de cerrar la velada junto a Bienvenidos al show para culminar y recibir una gran ovación de aplausos.
Durante todo el show la artista demostraría naturalidad y cercanía frente al público y como lo hacía partícipe en más de una ocasión para corear sus canciones. Ella se movía con soltura sobre el escenario, bailaba y desprendía espontaneidad cuando hablaba.
Una celebración musical con mayúsculas gracias a una exultante Amaia y a un enclave tan especial y único como es Pirineos Sur con el Valle de Tena como telón de fondo.