- Artieda (Zaragoza) está acogiendo durante estos días -16, 17 y 18 de septiembre- una programación que tiene al medio rural como protagonista con la temática ‘Orgullo Rural’
- La muestra artística rural, itinerante, temática y multidisciplinar -pionera en atender la problemática de la despoblación en Aragón a través de la cultura- está de aniversario, con 20 ediciones a sus espaldas.
Artieda (Jacetania), 17 de septiembre de 2022.- La muestra artística rural ‘Estoesloquehay’ continúa con su infatigable recorrido en una edición especial aniversario. Los amantes de la cultura y el medio rural están teniendo una cita ineludible estos días 16, 17 y 18 de septiembre en la población zaragozana de Artieda, en la comarca de la Jacetania. En el festival se están dando cita en sus plazas y rincones todo tipo de manifestaciones artísticas venidas de lugares como el interior de Mallorca, alquerías albaceteñas, Burgos, el Campo de Gibraltar, Valladolid, el Alicante o la sierra de Madrid, propuestas creativas que emergen desde la periferia, desde el difuso concepto del ‘medio rural’ y que ya vindicadas, son poseedoras de unos discursos y relatos propios alejados de la homogenización cultural más propia de los espacios urbanos.
Y es que con ‘Orgullo Rural’ como temática de esta edición, ‘Estoesloquehay’ ofrece un escaparate de referencia de algunos de los mejores proyectos artísticos que desde todos los rincones del país vienen reclamando en su discurso una mirada honesta hacia lo rural. Entre la programación de estos días, que se puede consultar en la web www.estoesloquehay.com , se encuentranlos burgaleses Fetén Fetén con sus excéntricos instrumentos y su recuperación de antiguas tonadas castellanas, los sonidos pantanosos de La Perra Blanco Trío, las delirantes acrobacias del cómico y ex campeón de España de gimnasia deportiva Wilbur, las danzas tradicionales revisionadas del Colectivo Algazara, las seguidillas manchegas en clave pop de Karmento, las increíbles habilidades de Quillem Vizcaíno, de la compañía Des’Tro (campeón mundial de peonza) o el trabajo de los artistas residentes de Lo Mon Contemporáneo, en el cercano Valle de Hecho.
Con la obra de estos últimos, los oscenses Adela Moreno y Aitor Borruel, se inauguraba ‘Estoesloquehay’ con la doble exposición que alberga la torre románica de la iglesia de San Martín de Tours de Artieda, en pleno Camino de Santiago Francés, habilitada como sala de exhibiciones y pequeña joya de la arquitectura popular navarro-aragonesa del Camino.
Las exposiciones nos hablan de contextualización y suponen una poetización visual con el Valle de Hecho como inspiración en las que la fotografía es la protagonista: Desde la investigación en los fondos fotográficos de la Fototeca de Huesca para la recopilación de imágenes de Ricardo Compairé, Rodolfo Albasini, y Ricardo del Arco, entre otros; hasta el registro actual del interior de las viviendas deshabitadas del valle, visto en el trabajo de Adela Moreno, pasando por la utilización del traje típico como elemento diferencial para la recreación de escenas, inspiradas en historias acontecidas en el pueblo de Hecho durante los siglos XIX y XX,de Aitor Borruel.
Las residencias Lo Món Contemporáneo, promovidaspor el Ayuntamiento de Hecho, acogen propuestas contemporáneas de creación artística en las que convergen el arte, cultura, tradición y entorno natural. Proyecto heredero del ‘Symposium de Escultura y Arte del Valle de Hecho’ que desde 1975 hasta 1984 acogió a 50 artistas de todo el mundo -experiencia pionera en España de creación al aire libre e integración en la naturaleza- Lo Mon Contemporáneo, con cuatro ediciones hasta la fecha, es uno de los referentes y focos de creación de la Jacetania.
A su vez, por diferentes rincones de la localidad se exhiben al aire libre impresiones en gran formato que muestran obras de pintores, grafistas y artesanos de la Jacetania, poniendo en valor el tejido artístico local de la comunidad, pieza imprescindible para recuperar el valor del uso del arte y plantear formas de revalorizar una visión abierta, cercana y contemporánea de la identidad de un territorio.
A las 20:00 comenzaba con arrebatadora energía ‘Fuego Salvaje’, el último espectáculo del polifacético artista Wilbur, un fenómeno en si mismo, ex campeón nacional de gimnasia deportiva en varias modalidades y que con decenas de vídeos virales y más de 220.000 seguidores en Instagram, no deja indiferente a nadie con sus delirantes números. En el espectáculo, que generó una enorme conexión y ovación por parte del público congregado en Artieda, Wilbur ofrecía una exhibición de acrobacias imposibles y retos al público aderezada con chistes y bromas que dejaron a su vez entrever su parte más adorable y tierna.
La noche continuaba con la doble sesión musical titulada “Celtiberia a cuadros & Spanish Boots”, con dos bandas que reflejan en su estilo un curioso fenómeno repetido a lo largo de la geografía española, a través de la cual han brotado un nutrido número de formaciones inspiradas en sonidos de raíz -bluegrass, hillbilly, country, blues-del folk norteamericano, creando idearios de “lo rural” de raíces lejanas que se asimilan como propias.
Comenzaba la velada Kinfolks, formación madrileña queevocan la ruralidad como un estado mental en pleno corazón de la Villa y Cortea través del sonido frenético de la tradición folk de los montes Apalaches, ofreciendo una actuaciónen la que interpretaron versiones muy personales de clásicos del género aderezada con jocosas composiciones propias en castellano.
A continuación pasaban como una apisonadora por el escenario la formación La Perra Blanco Trío, liderada por la jovencísima y virtuosa guitarrista -y cantante- Alba Blanco, que con sonidos inspirados en la música más cruda y pantanosa de la década de los cincuenta del sur de los Estados Unidos demostró con creces su merecida fama de ofrecer uno de los mejores directos del momento en su estilo, dispuesta a vencer los estereotipos en un género habitualmente copado por hombres.
Para esta edición aniversario se ha producido la sinergia perfecta entre festival y localidad acogedora, ya que la pequeña población de Artieda, con apenas 70 habitantes, se ha posicionado como ejemplo de que otra ruralidad es posible. La socialización, los cuidados y los valores comunitarios han demostrado ser los pilares de una localidad que se encuentra entre las pocas de la comunidad aragonesa que están ganando población.