Patricia Roda y Virginia Yagüe recogieron el premio en el acto de inauguración de la 49ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca
Macarena Astorga presenta su película «La casa del caracol» con todas las entradas agotadas
CIMA recuerda que las mujeres solo son un 33% de los profesionales que trabajan en largometrajes en España
“Animamos a revisar el cine desde una mirada crítica que no banalice la violencia contra las mujeres y contra los niños. Contad con CIMA para esto. Contad con CIMA para que estemos todas. Y, con todas, más de la mitad del mundo”; así han recogido Patricia Roda y Virginia Yagüe, vicepresidenta segunda y vocal y expresidenta de la junta de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), respectivamente, el premio Pepe Escriche de la 49ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca. En un discurso en el que se ha hecho referencia explícita a los episodios de violencia machista que han sido noticia en los últimos días, ambas han hecho hincapié en la importancia que tienen los referentes que se generan en el cine: “Tenemos una responsabilidad para que los comportamientos violentos no se cronifiquen”.
El acto de entrega, presentado por la actriz Itziar Miranda, ha dado el pistoletazo de salida a la nueva edición del festival en el Teatro Olimpia, al que vuelven los cortometrajes y los largometrajes hasta el sábado 19 de junio. La película La casa del caracol, de Macarena Astorga, ha sido la encargada de inaugurar el certamen, que ha colgado el cartel de “entradas agotadas”.
Ya a mediodía, en el exterior de Ultramarinos La Confianza, Yagüe y Roda hablaron, acompañadas de Carmen Aliaga, representante del IAM (Instituto Aragonés de la Mujer), han destacado el papel de las mujeres en la industria audiovisual. Así, Roda desgranó algunos de los datos más reveladores del último informe CIMA, presentado recientemente, que analiza la representación femenina en los equipos de producción de largometrajes españoles de 2020.
Los números hablan por sí solos y, en resumen, lo que muestran es que hay un 33% de mujeres con representación en los equipos, las ayudas a la producción y la obtención de galardones, frente a un 67% de hombres. Además, en la mayor parte de los puestos (exceptuando maquillaje y peluquería y vestuario, siempre con mayoría femenina, y dirección de arte y dirección de producción, que están a la par), las mujeres siguen siendo minoría.
Las películas dirigidas por mujeres tienen de media un 51% menos de presupuesto que las dirigidas por hombres. Precisamente por este dato, resaltaron que, frente a la creencia popular, no es que las mujeres no sepan hacer cine de género, acción o grandes presupuestos, es que no tienen dinero para ello. “Eso nos sitúa en una zona gueto de lectura”, haciendo referencia a las películas de corte más intimista. “La parte perversa de esto es afirmar que ‘es lo que prefieren hacer las mujeres’”, criticó Yagüe, cuando la realidad es que es lo único que pueden hacer.
Esta disparidad tras las cámaras se refleja en lo que ocurre delante, en las historias que se cuentan. Tenemos que “ser conscientes del inmenso nivel de llegada que tiene el audiovisual”, destacó Yagüe, mencionando que los adolescentes consumen estos productos audiovisuales, que se fijan en esos modelos y copian sus referentes. Yagüe destacó dos fenómenos predominantes en la actualidad: la espectacularización de la violencia en los relatos (incluyendo aquí el abuso de violaciones como recurso argumental) y la irrealidad de los personajes femeninos dentro de las historias realistas que tienen una edad, experiencia, relaciones sociales o vidas privadas alejadas de las mujeres de carne y hueso. “Muchos personajes femeninos que leo”, contó Yagüe, que también asesora guiones desde un punto de vista de género, “son eminentemente desagradables, han tenido grandes renuncias personales y son muy antipáticas con sus compañeras. Ni las mujeres de mi alrededor ni yo nos reconocemos en ellos”.
“No queremos que suene a queja, a negativo”, aclararon. “Tenemos claro el dato y lo trabajamos para conseguir que cambie”. Actualmente, CIMA cuenta con casi 700 socias, representantes de los distintos departamentos creativos o técnicos; una asociación transversal y plural que en los últimos años ha redoblado sus esfuerzos para que la igualdad esté garantizada por derecho.
El papel de CIMA es clave para impulsar la visibilidad de profesionales cualificadas y formadas. Su labor de interlocución con instituciones y organizaciones estatales y autonómicas ha sido esencial para poner en marcha programas de asesoría o impulso creativo, muestras y ciclos cinematográficos o tertulias y mesas de debate; todo ello con la mujer como eje central.
CIMA se une al listado de personas e instituciones galardonadas con este reconocimiento. La Escuela de San Antonio de los Baños, el Festival Internacional de Cine de Morelia, la Filmoteca Española, el programa Ibermedia, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España o la Catedra Bergman de la Universidad Autónoma de México el pasado año, son solo algunos de los nombres que conforman el elenco de premiados.
El Premio Pepe Escriche se instauró en 2009 como homenaje y para perpetuar la memoria del fundador de la cita altoaragonesa: José María Escriche; una persona que impulsó lazos culturales entre España y el resto del mundo a través del cine y la cultura. El trofeo, obra del escultor y diseñador Isidro Ferrer (Premio Nacional de Diseño y de Ilustración), es una navaja cuyo filo representa un fragmento de celuloide.