Vaya por delante que soy de la opinión que Lost Tapes es una de las bandas de pop más interesantes del panorama musical actual en España. Y no lo tienen fácil. Pau Roca (La Habitación Roja) and RJ Sinclair (Tokyo Sex Destruction) viven a cientos de kilómetros de distancia. Para ellos, quedar en la sala de ensayo es todo un esfuerzo. A pesar de ello, sus canciones suenan de forma maravillosa, saben crear ambientes y añadir capas de sonido sin que quede sucio, creando algo nítido y hasta cristalino en ciertas canciones.
Pero el directo es otra cosa. Pertenecer a sendas bandas con agendas tan apretadas no hace fácil poder encontrarse para preparar una gira con el otro grupo. Creo que esto es lo que pasó en el concierto que realizaron en la Sala El Veintiuno de Huesca. El día anterior habían actuado en Zaragoza, pero a pesar de ello se notó la falta de rodaje y cohesión de la banda, especialmente en los dos primeros temas del concierto. No han tenido tiempo, literalmente, de preparar bien esta gira y están tirando de profesión y talento ya que no han podido añadir el componente del ensayo.
En la sala el ambiente era muy familiar. Medio aforo, pero todo el mundo se conocía. Incluso una pareja se trajo a sus hijos, de unos diez y doce años, como mucho, porque uno de ellos es súper fan de La habitación roja. Venían a propósito desde Logroño. Este ambiente de camadería fue en contra de los artistas, que se relajaron tanto que el primer tema se deshinchó como un soufflé nada más empezar. En el segundo ya les dio tiempo a ir rectificando y en el tercero ya tenían un sonido compacto y casi sin fisuras.
El gran handicap al que se tienen que enfrentar en directo es que su música es de medios tiempos y han de acelerar el ritmo en el escenario o crear una atmósfera lo más espectacular posible para que el público no se distraiga. Lo que funciona perfectamente en un álbum no necesariamente funciona igual de bien en directo. En el directo hay que saber jugar con los ritmos y las intensidades y en este caso la evolución del concierto fue bastante plana. Ese es, bajo mi punto de vista, el aspecto más importante que han de cuidar para próximos conciertos.
Por otro lado, la ejecución de los temas fue brillante, a excepción de los dos primeros temas. Sinclair se transforma encima del escenario y el concierto en El Veintiuno no fue la excepción. Debería tener cuidado con la actitud de colegueo que establece con el público. Si está encima del escenario no tiene que ser un colega, ha de demostrar que merece estar allí arriba porque, de lo contrario, da la impresión que cualquiera puede hacerlo. Roca era el contrapunto a tanta energía, intentando poner orden y los pies en el suelo.
Lentamente el concierto fue subiendo de intensidad, el público iba entrando en el planteamiento sonoro de la banda y los cuerpos se iban soltando para bailar. Aún así, la falta de cambios de ritmo provocaron una reacción tibia en el público. No es fácil, teniendo en cuenta que la sección rítmica del grupo viene programada en un iPad. Cuando tienes una banda que te respalda, una simple indicación puede servir para subir o bajar el ritmo o la intensidad, algo que no se le puede pedir a una máquina. Quizás cambiando un par de canciones de sitio en la set list o creando una versión más rápida o más lenta para el directo, sean suficiente para evitar esa progresión tan plana.
Su música se alimenta de muchos elementos, especialmente de la música de los años 60, y eso se nota en el directo mucho más que en sus grabaciones. Cuando ya todos estábamos metidos dentro del concierto, éste llegó a su fin. El público disfrutó especialmente de los temas más emblemáticos de la banda: Mexican flag, Girls, For real… Una voz femenina pidió Amanda & Grant y tuvieron que improvisarla porque no la habían ensayado. Y fue en ese momento en el que Lost Tapes brilló. Tuvieron que hacer algo que no estaba previsto y se salieron de su zona de confort, recrearon su tema y lo llenaron de vida. Ese es el motivo por el que hay que aprender a arriesgarse.
En definitiva, un concierto que supo a poco porque llegamos a saborear lo que puede dar de sí este dúo. Aunque no estuvieron en su mejor noche, se vio el potencial que tienen y que pueden llegar muy lejos. Es cuestión de que ellos mismos se den cuenta que Lost Tapes no es una banda de segunda división y que puede ser tan o más interesante que las dos bandas a las que pertenecen. Sólo hace falta que se lo crean, los que estuvimos abajo, entre el público, ya lo sabemos.
Galería de imágenes del concierto de Muerdelaspina Fotografía
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