EnClaves completó ayer el aforo de la iglesia de Santa Teresa de Huesca con el concierto de Durme

Foces se quedó pequeño para disfrutar de Frumentum en EnClaves

Durme

El cuarteto altoaragonés ofreció un rico repertorio de melodías sefardíes, andalusíes e hispanocristianas con arreglos jazzísticos.

Ana Gloria Corellano dedicaba la última pieza del concierto a las monjas de la congregación oscense de las Carmelitas Descalzas, propietarias de la iglesia de Santa Teresa por permitir ofrecer esta actuación a un respetuoso público que había llenado hasta la última de las ciento setenta plazas disponibles. “Durme niño” es una nana sefardí, con arraigo popular, que fue de las primeras piezas que integraron en su repertorio y el motivo de que su formación se llame Durme.

Integrado por Enrique Lleida, al piano, Fernando Lleida al clarinete y saxo, Santi Lleida a la percusión, y la Ana Corellano como cantante, Durme apuesta por actualizar melodías de tradición medieval mediante arreglos propios que enriquecen los matices instrumentales, respetando la sonoridad original de las piezas tradicionales de los cancioneros legados por los cristianos, judíos y musulmanes en la Península Ibérica desde la Edad Media.

El concierto se iniciaba con “Durme doncella” para continuar con canciones con un fuerte sustrato histórico como “Reina Jerifa” o populares como “Tres morillas” o “Morenica”. Sin embargo, el concierto también daba la oportunidad de disfrutar de piezas instrumentales como “Arab medley” o la aplaudida “Danza armenia”. El concierto era un viaje por las huellas hispanas dejadas por la emigración sefardí, por el legado andalusí o por la pervivencia de las composiciones de las coronas cristianas de Castilla o Aragón. Zéjeles, nanas, romances y hasta peteneras recopiladas en los Balcanes componen una muestra de la rapidez con los que se traslada la música en el tiempo y en el espacio y la capacidad que tiene de resistir y pervivir aferrada a la tradición. La herencia musical es hermosa, porque ha superado la selección de generaciones de mujeres que la han transmitido, como señalaba Ana Corellano.

Durme, antes de la propina musical dedicada a las madres carmelitas, cerró su concierto con un canto ecuménico a la paz en el que todo el público participó entonando un sencillo y sugerente fraseado de “Sahalom aleichem”, poema litúrgico de la noche de los viernes en que se desea que “la paz esté con vosotros”.

El Festival EnClaves, organizado por la Comarca Hoya de Huesca|Plana de Uesca y el Ayuntamiento de Huesca, está acercando en su undécima edición música en el que la voz es el instrumento protagonista y sobre la que gira una propuesta personal a la hora de interpretar la música antigua y clásica para establecer un diálogo con monumentos singulares.

Frumentum

La interpretación y el repertorio del joven grupo vocal aragonés puso en pie a las más de doscientas treinta personas que abarrotaron la ermita de San Miguel de Foces en Ibieca.

Pese a estar aislado en un despoblado entre Ibieca y Liesa, el templo de San Miguel de Foces es una de las arquitecturas medievales más llamativas y de mayor tamaño que tiene el ámbito rural de la Hoya de Huesca. Pese a que solo se puede acceder hasta este monumento nacional a través de una pista no asfaltada, a falta de media hora para el inicio del concierto, ya casi se habían ocupado todas las localidades de asiento habilitadas por la organización.

Los últimos en llegar, no solo se mojaron con las gotas de una nueve tormentosa soltó sobre Foces, sino que tuvieron que asistir a la actuación de Frumentum de pie. Cuando empezaron a sonar las quince voces mixtas que entonaban el “Ave verum corpus” de William Byrd doscientas treinta y cuatro personas, la tercera ocasión que se supera la frontera de los doscientos espectadores en esta undécima edición del Festival de Música y Patrimonio EnClaves que organiza la Comarca Hoya de Huesca|Plana de Uesca.

El programa diseñado por Sergio Marco, director de esta formación, emparejaba piezas que dialogaban con una distancia de casi cuatro siglos. La conexión entre Palestrina y Villiers Stanford, entre Tomás Luis de Victoria y Rajmáninov o entre Byrd y Karl Jenkins era intensa y asombrosamente natural.

Desde el primer momento, la potencia y expresividad de las voces de Frumentum arrancaron ovaciones que iban creciendo en entusiasmo. Como reconocía el propio director, el espacio de Foces era idóneo para interpretar polifonía y agradeció a la Comarca Hoya de Huesca, al Ayuntamiento de Ibieca y a la Asociación de Amigos de San Miguel de Foces, que este 2023 cumple su vigesimoquinto aniversario, haberles regalado esta ubicación para interpretar piezas en conmemoración de las efemérides de dos grandes compositores como William Byrd (1543-1623) y Serguéi Rajmáninov (1873-1943).

La mayoría de las piezas fueron interpretadas por el conjunto de Frumentum, quince voces entre las más sobresalientes del panorama aragonés, aunque algún bloque se concibió para voces blancas y otro en exclusiva para hombres.

Especialmente reconocidas fueron el “If ye love me” de Tallis o el “Duo seraphim clamabant” de Tomás de Victoria, aunque la intensidad fue creciendo hasta alcanzar su momento cumbre con la interpretación de las tres últimas obras seleccionadas: el “Sanctus” de William Byrd, el “Benedictus” de Jenkins y la poderosa “Bogoroditse Devo” de Serguéi Rajmáninov.

La ovación final obtuvo del grupo la respuesta de una concesión de una pieza que, aunque se desviaba del espíritu del programa, se vinculaba con la localidad de Ibieca, ya que se trata de un arreglo coral de “S’ha feito de nuey”, pieza compuesta por Víctor Lera, natural de Ibieca.

Una nueva ovación obligó a Frumentum a hacer un último bis con la reinterpretación de “Benedictus, parte de la obra “El hombre armado: una misa para la paz” que compusiera el galés Karl Jenkins en 2000, como encargo para conmemorar el milenio y que dedicó a las víctimas de la crisis bélica de Kosovo.