Una velada de bebop en el Salón Azul del Casino de Huesca es siempre una buena idea. Si además el oficiante de la velada es el Jesse Davis Quartet, la idea suena excelente. Jazz de corte clásico en uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad. Además, la sala cuenta con una notable acústica. ¿Qué más se puede pedir?
Jesse Davis Quartet
Jesse Davis llegaba precedido de su merecida fama de ser uno de los mejores saxofonistas de bebop de la actualidad. Continúa el camino abierto por esa colección de genios locos que en la década de los cuarenta re-inventaron el jazz. Crearon el bebop, una forma mucho más libre y flexible de crear nuevos ritmos. Hasta ese momento habían estado demasiado encorsetados en las grandes formaciones de big band.
El nuevo estilo eclosionó con fuerza, aunque nunca llegaría a superar al swing. Abrió caminos que luego llevarían a otros estilos y revitalizó a un jazz que empezaba a quedar anticuado. El bebop no se entendería en la historia de la música sin Charlie Parker, quien dio alas al jazz. Ni en la de la literatura sin Boris Vian quien, también músico y crítico de jazz, llevó a la palabra escrita el estilo libre e imaginativo que representó el bebop. Es lógica la expectación que despertaba la visita de Davis, considerado el más notable continuador de esta tradición.
Tras una aparatosa y abundante tormenta eléctrica, llegó la calma y con ella la hora del concierto. Con todas las entradas vendidas, el público fue ocupando sus asientos. Este es uno de los aspectos que habría que estudiar de cara al futuro: mientras un sector del público estaba cómodamente sentados en butacas, otro estaba miserablemente aparcado en unas bellas pero incómodas sillas de madera.
El concierto
Aparecieron los músicos en el escenario. Jesse Davis acudió a la cita en formación de cuarteto acompañado del pianista Joan Monné, el contrabajista Ignasi González y el baterista Jo Krause, tres sobresalientes músicos de la escena jazzistica catalana. Empiezó el concierto y el ambiente estaba frío. Daba la impresión que Jesse Davis salía a cumplir el trámite, pero sus excelentes acompañantes tiraron del carro. ¡Y de qué manera!. La actitud del público no ayudaba mucho, no sé si por la sala, porque la tormenta había afectado a su ánimo o por inexperiencia (había una gran cantidad de público muy joven, alumnas y alumnos de Jazz for Kids que, por su edad, no podían haber asistido a muchos conciertos de jazz), pero durante los primeros minutos el público hacía una escucha pasiva de la música, más propia de un concierto de clásica que de jazz.
El punto de inflexión
Lejos de contagiarse del ánimo generalizado, Joan Monné se aplicó en el piano y calentó el ambiente con una serie de intervenciones realmente brillantes. Ignasi González se volcó en el contrabajo y dio todo de sí, creando ritmos y atmósferas muy trabajadas. Pero el que deslumbró al público oscense fue el baterista alemán Jo Krause, quien cuajó una actuación excelente, desafiante, que obligó, literalmente, a Jesse Davis a ponerse las pilas si quería estar a su altura.
Y lo hizo, vaya si lo hizo. El cuarteto se metió de lleno en el terreno del hard bop. Davis tuvo un lapsus linguae en la presentación del Evidence de Thelonious Monk. Presentó una “competición” (competition) de Monk en lugar de una “composición” (composition), tal era el grado de compromiso de Krause. El calor reinante en el salón se contagió al público, que empezó a dar muestras de vida. Ese fue el momento que aprovechó Jo Krause para tocar la batería a manos desnudas, sin baquetas, y marcarse uno de los mejores solos de jazz que este cronista ha visto en muchos años.
A partir de ese momento, todo estaba en orden. El público, metido en el concierto, el cuarteto funcionando como una máquina bien engrasada y Jesse Davis disfrutando. Y cuando uno disfruta, se contagia a todas las demás personas asistentes. El resultado final es el de un buen sabor de boca, una velada intensa con una muy notable actuación del cuarteto. Este concierto augura que este Huesca es Jazz va a darnos muchas sorpresas. Veremos por dónde avanza la jornada del sábado, que promete momentos intensos y muy interesantes para el aficionado al jazz.
Galería de imágenes por Muerdelaespina Photography
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