ILe y Residente

21 de julio de 2017

Auditorio de Lanuza. Pirineos Sur

 

El viernes en Pirineos Sur fue la noche de la música combativa. Dos hermanos venidos desde Puerto Rico y que surgen de un mismo proyecto musical, Calle 13. La primera en subir al escenario fue ILe, Ileana Cabra, que presentaba su disco Ilevitable. Este trabajo de la portorriqueña recibió, en 2017, el Grammy aglosajón al mejor Álbum latino de rock,  urbano o alternativo. Tras ella, apareció Residente, René Pérez, el rapero, componente de Calle 13,  en marzo, sacó su primer álbum en solitario «Residente». Basado en un estudio de su ADN le ha llevado a grabarlo por múltiples países.

ILe: un espectáculo exquisito

El deleite musical que nos ofreció ILe sobre el escenario flotante de Lanuza, debería ser recordado en los próximos años de Pirineos Sur. Delicada, sensible, nostálgica y con un discurso feminista muy potente. Así fue la actuación de ILe.

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Concierto de ILe en Pirineos Sur. Foto: Javier Blasco

ILe no solo reivindicó los derechos de las mujeres, sino también a las compositoras de su familia y la música «vieja» de su isla, Puerto Rico. Recordó a su abuela,  Flor Amelia de Gracia Barreiro,  de quien interpretó «¿Quién eres tú?» y «Dolor». Otra de las grandes letristas y compositoras que pudimos descubrir gracias a ILe, fue su hermana Milena Pérez Joglar.

ILe, muy consciente del paraje en el que estaba, se encontraba muy emocionada de estar cantando en Lanuza. Sus canciones daban más armonía al paisaje, si cabe. Y mientras anochecía, ella brillaba cada vez más, atrapando a todo el público a  ritmo de mambo, bolero o bugalú.

«Canibal» es la canción que abre su trabajo y es la que eligió también para abrir su concierto. Con ella puso las bases de lo que sería todo el concierto. Dulzura y una voz que es puro sentimiento.

Para cantar «Qué mal estoy» estuvo acompañada en el escenario de Juan Botta Righi, con quien compuso la canción, y de quien dijo que era tan «dramático» como ella. Es por eso, que ILe se mueve tan bien en el bolero, música que ayuda a reflexionar en lo emocional de las alegrías y dolores del amor.

Dedicó «Rescatarme» a las mujeres maltratadas y que habían sabido sobreponerse, y que comenzó con unos versos de Sor Juana de la Cruz, del poema «Detente, sombra de mi bien esquivo».

«Triángulo», canción de su hermana Milena, es un auténtico ejercicio de Programación Neurolingüística, de cómo nos decimos las cosas y cómo debemos corregir las frases para modificar nuestros pensamientos. ILe, que no solo cantaba, sino que interpretaba y expresaba con todo su cuerpo, acabó poniendo los pelos de punta a todo el auditorio de Lanuza con esta canción.

Muy emotiva también fue la interpretación de otra canción de Milena, basada en un cuento de la activista femista Charlotte Perkins Gilman, «Extraña de querer», y que dio al finalizar exclamaciones del público como «¡qué bonita!»o «¡qué delicia!». También hubo tiempo a la reivindicación independentista de Puerto Rico respecto a Estados Unidos, con la canción «Yo también soy boricua».

Para finalizar el concierto, ILe interpretó «Te quiero con bugalú», una canción sobre la sexualidad de las mujeres. A lo que espetó «Quienes se ofendan porque las mujeres hablan mucho, ¡que se jodan!», lo que provocó muchos aplausos del público.

«¡Esta es mi orquesta!» es lo que ILe exclamó después de presentar a los músicos que la acompañaban. Se la notaba orgullosa de ellos y no era para menos, porque demostraron durante todo el concierto que eran una súper banda. Tanto que, en ocasiones, sonaban como una auténtica big band.

El público se quedó prendado de la elegancia, la voz, la delicadeza, la simpatía y la pasión de ILe. Para muchos fue un descubrimiento. Atrás queda PG-13 de Calle 13 o «la hermana de Residente». ILe tiene nombre propio, sus canciones llevan su firma y sus interpretaciones están impregnadas de su personalidad, que es enorme.

Gran acierto de Pirineos Sur al programar esta actuación.

Residente

Se apagaron las luces del auditorio de Lanuza y un canto difónico empezó a oírse. En el escenario se encontraban todos los músicos excepto René Pérez, Residente. El público estaba inquieto, expectante, atento, esperando el momento.  Y llegó. Apareció Residente en escena y comenzó a cantar las rimas de «Somos anormales»  y Lanuza se vino abajo, con un estruendo que se debió notar en toda la zona.

Comenzó con tal intensidad el concierto que era muy difícil que mantuviera el ritmo. Pero lo mantuvo,  fue un concierto sin altibajos. Un concierto en el que Residente cautivó y emocionó con su música y su mensaje. Un concierto en el que conectó desde el primer segundo con todo el auditorio de Lanuza.

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Público en las aguas del pantano de Lanuza. Foto: Javier Blasco

Después de «Somos anormales», los sonidos de Bollywood daban paso a una canción de Calle 13, «El baile de los pobres». El público se conocía todas las canciones de esta banda, por lo que  Residente estuvo muy bien acompañado a la hora de cantar.  Y también a la hora de bailar. Él no paró de saltar y moverse en todo el concierto pero abajo del escenario no fue muy diferente, incluso acabó gente en el agua, que eso sí es todo un premio para los artistas que actúan en el escenario flotante de Lanuza. Cuando alguien consigue que el público se meta en las frías aguas del pantano es porque el gozo, la alegría y la música está muy por encima de la sensación de frío.

Otra canción de Calle 13 hizo que estallara el júbilo entre el público. «El aguante», una canción con sonidos de música celta, fue tarareada y bailada sin parar. Después llegó un momento de respiro, que no de intensidad, porque la canción «Desencuentros» es una delicada composición de Residente, en la que no rima, y que forma parte de su disco en solitario «Residente».

«Calma pueblo» se la dedicó a «la mala gente» del mundo de la música. Y, después, continuamos la vuelta al mundo a través de la música. En este caso, nos fuimos hasta Ghana con la canción «Dagombas en Tamale», con los cánticos de los habitantes de Tamale. Acabó la canción con percusiones africanas. Fue un final brutal.

Fue una sorpresa que cantara «Atrévete te te», una de las primeras canciones de Calle 13. Con un solo de percusión empalmaron con la «Cumbia de los aburridos».  Nadie se resistió a bailar estas cumbias al grito de Residente «¡Todos brincando porque estamos contentos!».

«Guerra» es una pieza del último disco de Residente. Estuvo grabado con voces de Chechenia, tambores de Ossetia del Norte,un coro de Ossetia del Sur y el panduri de Georgia. Los samples de estos coros, los colores  rojos de la pantalla, parte visual del espectáculo, y la letra profunda de la canción y un final con distorsiones de guitarra al más digno estilo de Sonic Youth, hizo que subiera la intensidad en Lanuza.

Y volvió la juerga con «Fiesta de locos» y sus toques balcánicos. Canción en la que el público hizo los coros, al igual que en «La vuelta al mundo». Después de estas canciones de Calle 13, nos fuimos a China con «Apocalíptico», una canción a la que Residente le da una velocidad de vértigo a sus rimas, las cuales se van cortando abruptamente con los samples de suaves voces femeninas.

Llegó uno de los momentos emotivos del concierto cuando ILe, hermana de Residente y vocalista de Calle 13, volvió al escenario para cantar una de las canciones que más entusiasmó al público, «Latinoamérica». Una bella canción que no deja de emocionar cada vez que se escucha.

Al acabar la canción, ILe dijo que era el cumpleaños de la corista de Residente, y Lanuza, al unísono, le cantó «Cumpleaños feliz». Otro momento mágico de la noche de un público muy generoso, que le hizo un regalo que difícilmente olvidará.

Y, de nuevo, Lanuza volvió a «brincar» sin parar con «El futuro es nuestro» y sus ritmos balcánicos. Y siguió la euforia porque después llegaron otras dos canciones de Calle 13, «No hay nadie como tú» y «Vamo’ a portarnos mal», una canción ritmo ska.

Residente no se hizo esperar mucho para hacer un bis, y con el ritmo hawaiano de «Muerte en Hawaii» finalizaron el concierto. Nadie se movía esperando a que volvieran a salir al escenario pero eso ya no sucedió.

El público muy satisfecho fue abandonando el auditorio.

Residente mostró en todo momento su cercanía al público. Caló su mensaje a favor de la justicia social con el que el público empatizó. Sin duda, los discursos de contenido social entran mucho mejor con música.